Hace ya casi medio año que inicié una relación con mi amiga de clase Vale, conocida ya desde hacía años. No los pienso aburrir con los detalles de la relación, pero sí les diré algo que creo que es necesario que sepan antes de comenzar este relato: entre ella y yo, la palabra pena no existe a la hora de tener relaciones sexuales. Hemos cogido en varios lugares en donde podíamos ser descubiertos, y en pocas palabras, cogemos cada vez que nos calentamos, independientemente del lugar en el que estemos. Si nunca han tenido sexo en un lugar prohibido o con gente que pueda descubrirlos, no saben de lo que se han perdido. Creo firmemente que la sensación de peligro hace que cada metida se disfrute más, que las mamadas se saboreen más y que los orgasmos se sientan más.
En fin. Hace una semana, Vale mi amiga de la clase y yo viajamos a una ciudad en el norte de mi país, más que nada para conocer un poco y salir de la rutina. El viaje en autobús es de aproximadamente seis horas, así que decidimos partir temprano en la madrugada para llegar temprano a nuestro destino y aprovechar el día.
La ciudad a la que íbamos tiene fama de ser calurosa, así que yo llevaba shorts y una playera holgada, y Vale llevaba consigo una faldita amarilla que le quedaba arriba de las rodillas, junto con una blusa verde claro, ligera y holgada. Muy mona que se veía. Antes de salir me aseguré de decirle lo mucho que me excitaba verla en falda, y le acaricié su hermoso culito antes de que partiéramos.
Nos sentamos en el último asiento del autobús y emprendimos el viaje a las 4 de la mañana. El coche iba completamente oscuro, y una hora después, todos los amigos y amiga de clase iban dormidos, incluso Vale, que se apoyó sobre mi hombro y quedó dormida al poco rato.
Yo no tenía sueño así que me puse a ver la película del autobús. Era un drama aburrido, de esos que ves para quitarte el insomnio, pero entre escena y escena más o menos candente, en un rato ya me sentía un poco prendido y no sabía que hacer con la erección que se me estaba formando.
Creo firmemente que la sensación de peligro hace que cada metida se disfrute más, que las mamadas se saboreen más y que los orgasmos se sientan más.
Vi a Vale en mi hombro y le empecé a besar la frente; se despertó ligeramente y me sonrió. Puse mi mano sobre sus piernas y las empecé a acariciar.
-¡Espera! Ahorita no, me dijo risueña y somnolienta.
-Pero ni quien nos vea- Respondí.
Ella no dijo nada y yo le seguí acariciando sus piernas. Le comencé a dar besitos en su cuello, y se despertó por lo mucho que le gustaban.
-Ahorita no, mi amor, nos van a ver.
-¿Entonces te dejo de dar besitos? – Le dije.
Se quedó callada y me sonrió, así que seguí con lo mio. Le seguí besando el cuello y bajando poquito a poquito, hasta que comencé a besar su escote.
-¿Quieres que te de un besito en tus chichitas? -Le dije, al tiempo que comencé a sacar sus tetas de la blusita. Sus pezones ya estaban paraditos, así que me abalancé sobre ellos y los empecé a lamer, muy despacito. Vale, que ahora ya se había calentado, comenzó a mover su mano sobre mi verga, que aún no estaba completamente erecta.
-Acariciala despacito- Le dije. Vale me bajó la bragueta y me la comenzó a sobar, así como solo ella sabía hacerlo.
Mi otra mano, que seguía en sus piernas, comenzó a avanzar hacia su puchita, que ya estaba un poco mojadita: podía sentir lo mojadito desde su tanguita. Comencé a masajear el clítoris, y a meter poco a poco uno de mis dedos. Ella lo estaba gozando en demasía, pero no podía gritar por obvias razones.
Vale me bajó la bragueta y me la comenzó a sobar, así como solo ella sabía hacerlo.
-¿Te gusta?- Le dije. ¿Quieres que te meta mis deditos en tu puchita? Vale solo alcanzó a asentar con la cabeza.
Le aparté la tanguita y metí de lleno dos de mis dedos. Le masajeaba en círculos su clítoris y ella se retorcía del placer. Sentí como me desabrochó el pantalón y sacó mi verga, que ya para entonces estaba en completa erección. Cuando quité los dedos de su vagina, se agachó despacito y me la comenzó a mamar, saboreando mi glande y dándole besitos a mi verga.
-Cometela toda, le dije- Le empuje la cabeza poco a poco hasta que tenía toda mi verga en su boca. Ríquisimo. De reojo me fijaba para ver si alguien nos había visto, pero todos seguían en el quinto sueño.
Yo ya estaba muy caliente, así que una vez que Vale se sacó mi verga de la boca, la levanté y la puse encima de mi. Le alcé su faldita y le baje un poquito su tanguita para poder penetrarla. La tenía sentada y ella solita empezó a moverse en círculos con mi verga adentro. Los dos hacíamos esfuerzos sobrehumanos para contener los gritos del placer. Mientras más sentones daba sobre mi verga más podía sentar lo mojada que estaba. Sus jugos vaginales ya empezaban a correrme sobre las piernas. Yo ya estaba a un paso de venirme.
-Ya me voy a venir. ¿Quieres que te de mi lechita?-
-Sí….Dame tu lechita.
La empecé a penetrar cada vez más rápido, hasta que mi verga explotó dentro de su culito: fue una de las mejore venidas de mi vida. Varios chorros cayeron dentro de ella ,mi amiga de clase.
Cuando se sentó de nuevo en su lugar, me volvió a lamer mi glande para quitarme el poco semen que me quedaba. Se subió su blusa, su tanguita y yo mi short y mi boxer. Vale volvió a caer dormida al poco rato, y después de tan buena cogida, yo también.
Ya luego les contaré lo que pasó cuando llegamos a nuestro destino.
Deja tu comentario y cuéntanos en la casilla de comentarios o en Facebook, Instagram y Twitter.