Alguna vez él me había confesado que ser tomado del cabello podía debilitarlo. Y aunque no era la misma situación que él me había contado intenté darle un par de jalones que funcionaron de la manera que yo quería pues sentí su creciente erección rozando por debajo de su ropa un poco más arriba de mi entrepierna
Buenas tardes hoy quiero contar una fantasía que tenía desde hace tiempo y todo ocurrió cuando llego un nuevo jefe a la oficina cosa que no me inquietaba pues nunca me había pasado que me gustara un jefe pero ese día ocurrió al llegar nos lo presentaron a todas y fue increíble la conexión que hubo entre nosotros con la mirada fue suficiente para que nos llenáramos de ganas, desde ese día entraba a la oficina con más ganas madrugaba más para ser la primera en llegar al lugar ya que el madrugaba bastante y me gustaba pensar que podía llegar a mi oficina a buscarme mientras estábamos solos. Él era un poco más de una década mayor que yo pero llegué a tener tantas fantasías sexuales que por muchas semanas llegué a pensar en maneras de hacérselo saber; pero sólo atiné un día a imaginar lo siguiente, ocurria después de un dia lleno de trabajo en el que el se ofrecia a llevarme a casa mientras en el carro yo le decía que por favor me llevara mejor a la de el :
Estas segura de que quieres esto me preguntaba el muy seriamente en mis pensamientos mientras yo le contestaba sin titubear que si con mi coquetería hasta para mi desconocida.
Nos quedamos unos segundos allí en su puerta
Y él tuvo que pegar su cuerpo al mío para cerrar la puerta tras de sí
– te pasa algo preguntó, seguramente por mi actitud un poco timida. No dije nada, me mantuve con la cabeza abajo y me di la vuelta. Lentamente pasé mi vista por sus zapatos negros, su pantalón gris y su camisa hasta llegar a ver su cuello. Allí mordí mis labios conteniendo parte de mi impulso. Tan pronto como llegué a su barbilla liberé a mis labios inferiores de la presa de mis dientes mientras lo miraba a los ojos. La preocupación se borró de su rostro. Una sonrisa ladeada apareció en sus labios y susurró- ¡Ay! Qué voy a hacer contigo_ sus manos se fueron firmemente a mi cintura la aprisionaron contra su cuerpo. Cedí a su presión y tanto como mis labios retozaban con los suyos mis caderas se movían fin de encontrar respuesta bajo sus caderas. Mis manos envolvieron su cuello para mantenerlo en un beso largo, profundo y apasionado. Sus experimentadas manos se fueron hasta el cierre de la espalda. Lo bajó. Ambas manos suyas jalaron los tirantes del vestido y me dejaron en ropa interior. Eso no me impidió sentir sus manos sobre la piel de mis pechos.
Yo no me quede atrás. Alguna vez él me había confesado que ser tomado del cabello podía debilitarlo. Y aunque no era la misma situación que él me había contado intenté darle un par de jalones que funcionaron de la manera que yo quería pues sentí su creciente erección rozando por debajo de su ropa un poco más arriba de mi entrepierna. Su camisa estaba prácticamente desabotonada y de mi vestido sólo me cubría la falda. La que ya estaba deslizándose hasta el suelo. Lo dejé en medio camino junto con mis zapatos. No dijimos más que sílabas. Si bien solíamos tener charlas cortas respecto del trabajo o nuestras vidas personales aquella fue una de las mejores comunicaciones que habíamos tenido. Sin torpezas cada uno tomó turnos entre besos, caricias y tentativas mordeduras para desnudar al otro.
Definitivamente hacía mérito a aquel comentario. Seamos realistas tal vez no lo era, pero al ser mi primera vez, sumado los 12 años que me llevaba con una experiencia en aspectos sexuales bastante creíble , le daban méritos para decir que era de los buenos para excitar y darme orgasmos, porque fueron dos, con tan solo su lengua, dedos y participación esporádica de nariz
Su miembro estaba erecto, mi mano podía sentirlo, pero podía ver que aún faltaba. En nuestra danza desvistiéndonos habíamos llegado a la cama. Me encontraba sentada frente a él su miembro estaba a la altura de mis senos. Mis pezones podían tocar la punta de su glande y la visión me excitaba aún más. Levanté la mirada, y entendí que él quería hacer lo mismo que yo. Tomé su pene entre mis manos y noté que mis dedos estaban un poco más fríos que su piel. Suavemente lo tomé con ambas manos, acerqué mi boca y empecé a succionar de forma constante. Una de sus manos se sujetó de mi seno derecho y luego del izquierdo. Los acarició de uno a uno. Al agacharse su boca llegó hasta mi cuello y espalda. Me besó la piel y la encendió con pequeños mordiscos. Su otra mano estaba palpando entre mi cuello, hombro y brazo. MI mano derecha dejó de sujetar su pene para tomar una de las suyas y llevarla hasta el lado desatendido de mi pecho.
Grande fue mi sorpresa cuando su reacción fue llenarme con su leche caliente en mis manos y boca bueno sabia que habia sido su primer orgasmo pero ibamos a la segunda estabamos demasiados excitados y yo ya habia llegado una vez tambien yo saboree toda su leche caliente deliciosa y le deje su pene limpio para seguir mientras el se derretia de placer. Puso sus manos bajo mis brazos y me levantó. Me atrajo con fuerza hacia él y su beso fuerte y apasionado. Podía sentir su lengua explorando toda mi boca. Mis caderas estaban siguiendo el ritmo de sus embestidas. Piel contra piel. El roce de su pene con mi vagina estaban lubricando a ambos.
Volvimos a besarnos, ataqué su cuello, su pecho. Él ingresó sus dedos a mi vagina, ambos reímos en medio de un beso porque se dio cuenta de lo húmeda que me encontraba por su causa. Era la primera vez que me practicaban sexo oral, me sentí un poco incómoda al principio pero a medida que su lengua y su nariz iban tocando cada punto nervioso clave, mi incomodidad desaparecía y era reemplazada por un sentimiento de demandante placer. Definitivamente hacía mérito a aquel comentario. Seamos realistas tal vez no lo era, pero al ser mi primera vez, sumado los 12 años que me llevaba con una experiencia en aspectos sexuales bastante creíble , le daban méritos para decir que era de los buenos para excitar y darme orgasmos, porque fueron dos, con tan solo su lengua, dedos y participación esporádica de nariz.
Cuando terminó la primera vez, sentía mis piernas temblar. Yo deseaba más. Mi respiración estaba agitada y mis mejillas ardían. Aun así lo que más quería todavía no había pasado. Saqué mi brazo de mis ojos y busqué con la mirada. Él estaba colocándose un preservativo.
me apresuré a atraerlo con mis brazos. Abrí mis piernas para que su cuerpo se acomodara sobre el mío sabia que se iba a venir otra vez asi como yo estaba sintiendo un segundo orgasmo cerca. No fue necesario que viéramos simplemente volvimos a besarnos y con un par de movimientos suaves lo sentí penetrando en mí. Mis piernas todavía estaban un poco torpes pero pudo más mis ganas de sentirlo entrar y salir. Volvió a soltar una carcajada en medio de nuestros besos. Se deshizo de mis brazos y los sujetó con ambas manos sobre mi cabeza mientras me embestía cada vez más rápido. Yo me deshacía de placer. Su boca se fue hasta mis senos, succionando pellizcando y me di cuenta como los dos habíamos disfrutando tanto como yo, se que cumpli a una fantasia pero el tambien recordara este momento se que fue un buen sueño o quizas una realidad.