Recién llegaba de viaje un viernes por la mañana, un día 29 que correspondía al aniversario de mi noviazgo. Me dediqué a descansar al medio día mientras mi entonces novia asistía a sus últimas clases del semestre. Ella y yo acordamos vernos en la tarde ya que en la noche le esperaba una fiesta entre compañeros de escuela y equipo deportivo.
Se dieron las 5 aproximadas cuando sonó mi teléfono, ella anunciaba su llegada y fui a recibirla. Me saludó de muy buena manera, me acarició e hizo sentir bienvenido en sus brazos. Comimos juntos platicando de todo y de nada, la pasamos muy bien… se acercó la hora de su despedida y la acompañé hasta la salida, fue entonces que me contó que uno de sus amigos la pretendía, estaba interesado en verla durante la fiesta y le había propuesto intimidad. No me sorprendía puesto que esa situación ya había sucedido y por supuesta ella no dejaría pasar una nueva oportunidad.
Como siempre lo hacía yo, mostré emoción y curiosidad, sobre todo apoyo, a esas alturas ya era un cornudo conforme consumado. Ella dudó de su decision y pensó en quedarse pero sinceramente yo la motivé a ir. Me comentó que el chico era una persona nueva y no había tenido con él intimidad. Ese argumento fue mi mayor incentivo para impulsarla a hacerlo, su mirada mostraba deseo con intensidad hacia el tipo mientras hablaba de él. Se despidió y retiró al verme tan conforme y tranquilo mientras yo contaba el séptimo amante de mi novia en 5 años de relación.
Al llegarse la noche ella me informó sobre su llegada a dicha reunión, me mantuvo informado sobre cada detalle, al parecer se divirtieron como adolescentes jugando a la botella y demás… Se dieron las 12 AM y mi ex decidió informar su retiro, fue entonces que su tipo se ofreció a llevarla, ella simplemente aceptó, pero antes de irse él la invitó a una de tantas habitaciones en esa casa, ella al parecer le comentó la hora y a final de cuentas la convenció de quedarse un rato más. Ambos estaban tomados y las cosas se dieron de una manera más sencilla.
Él la besó y acarició tan tierna como sensual e intensamente, ella solo cedía y disfrutaba. Me contó que tocaban la puerta constantemente y por fuera se escuchaban risas y sus nombres (todos supieron que estaban ahí). Ella estuvo a punto de renunciar hasta que su amigo se bajó el boxer y colocó sus manos en su pene parcialmente erecto. A partir de ahí, no hubo vuelta atrás, le gustó tanto que hasta los testículos gordos y pesados le acarició. Cuenta haberlo besado mientras lo masturbaba, incluso lubricó su miembro a mamadas ya que a cada segundo se ponía más duro, grueso y largo.
A pesar de los toques a la puerta y las risas, la pasión los venció, su vagina estaba tan caliente y mojada que solo quería sentirlo adentro. Él en cambio frotaba su miembro enfurecido entre sus piernas sin haberla desnudado del todo hasta que decidieron poner candado a la puerta, recostarse en la cama y quedar como el mundo los vio llegar. En ese momento, ella le pidió a su amigo que usara condón mientras se lo acariciaba y apretaba con deseo, él hacía poco caso y continuaba besando su boca, lamiendo y mamando sus pechos y frotando su miembro en aquella ardiente y jugosa vagina. Ella se negaba a ser penetrada hasta que, en un movimiento de destreza, la punta entró y comenzó a deslizarse suavemente hasta el fondo. Eso a ella la paralizó y la ahogó en un gemido incapaz y placentero, la distancia que le imponía desapareció, de pronto lo jaló de la cadera y lo forzó a embestirla con más fuerza y agresividad, mientras él sonreía pícara y perversamente, ella se mordía los labios y sacaba su lengua mientras babeaba pidiendo más.
Lo tomaba de la cintura, brazos, nalgas y cuello pidiendo más, no dejaba de decirle lo rico que sentía y cuanto le encantaba que se lo metiera, una y otra vez acarició y jaloneó sus testículos pidiéndole que lo metiera más profundo. La complació en todo y a él mismo mucho más; la empinó mientras la nalgueaba y picaba su ano, escupía su espalda y la arañaba, la jalaba del cabello y sus piernas hizo temblar.
Pasaron 40 minutos y él comenzó a acelerar su ritmo, ella lo quería parar, le contaba que no quería terminar con su pene adentro, que pensara en su novia y en mí (su novio). A él no le importó, las copas eran ya muchas como para saber decidir… forcejeando siguió dentro de ella hasta que apretando sus pezones m, ahorcando su cuello y picando su ano, le descargó todo su semen adentro y mientras más se quitaba, le escurría aún más.
Ella cedió nuevamente y solo soltó sus piernas para abrazarlo y besarlo a lo que él correspondió. No le sacó el miembro hasta que ya no estuvo erecto. Entonces él se puso de pie y la tomó del cabello para decirle que se lo limpiara con la boca y ella obedeció. Solo se vistió y la dejó sola en el habitación, le dijo “te espero afuera” y al salir la llevó a casa. Al llegar solo me marcó y me contó todo. “Estoy muy cansada y adolorida”.
Fue una maravillosa experiencia para ella y él, la siguió fornicando unas cuantas veces, pero eso luego se los puedo contar. Por el momento sepan que esta aventura fue la décima tercera vez que fornica con alguien era yo.
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