Lo que te contare es real.
Omitiré nombres y lugares para no herir a nadie:
Me nombraré Carlos 33 años, moreno, de unos 5 y algo de largo. Nuestra protagonista Sara 37. La conocí durante una fiesta de nuestra empresa, yo era nuevo en la ciudad y en el negocio. (Ventas de partes de vehículos) no conocía a mucha gente fuera de mi departamento, mi compañero Juan de 40 años de quién me había hecho cercano, me presentó a su esposa.
Ella se veía tímida y frágil, delgada, blanca, altura media igual que yo, cabello negro y ojos marrones, sus senos pequeños, buen trasero.
El que me conoce muy bien sabe que me gusta dominar a las mujeres en la parte sexual por eso cuando la saludé le apreté la mano fuerte, no tanto para que ella no se quejara pero que supiera desde ese momento que yo era dominante, la apreté mirandola a los ojos, tiempo después me dijo que un cosquilleo le invadió su columna vertebral.
Eran las ocho y la noche apenas comenzaba, me separe de ellos pero a pesar que el salón de la casa de nuestro jefe era grande, toda la propiedad lo era, una villa en un campo, pude verla a ella y a su esposo todo el tiempo, el era muy distraído, veía como tomaba y bromeaba, mientras que ella disimulaba para verme.
Note que ella fue a la cocina que quedaba al fondo como toda casa en el campo, la cena la había servido temprano.
Aproveche y fui por fuera de la casa que era otra forma de ir a la cocina, dure sólo dos minutos al llegar. La vi de espalda, se tomaba un vaso de whisky, la saludé desde atrás y ella dio un pequeño brinco, se voltio y al voltear quedo mirándome sin decir nada, le dije en tono seco que me preparé un trago, ella lo hizo.
Al pasármelo la vi de forma descarada su ropa, ella se dio cuenta y me dijo:
-volvere a la fiesta, mi esposo debe de estar buscandome.
Le contesté que su esposo estaba alegre con los compañeros tomando.
Sólo me miró algo tímida, se volteó y aproveché para pegarme a ella por detrás.
-Que? Que haces?-dijo en forma asustada.
Quizo moverse pero la agarre fuerte de la cintura, Ella suspiró un poco. Yo sonreí y le dije.
-Eres una puta.
Me dijo incomoda pero sin moverse.
-No me digas eso.
Le dije riéndome que le diría lo que yo quiera. Le indique que se inclinará más, lo hice y baje su ropa interior, la repase con mi mano y estaba empapada.
Saqué mi pene, y le metí fuerte el primero, ella iba a gritar pero le tape la boca.
Empecé con el mete y saca de forma brusca. Ella gemía y le decía eres una puta. Ella no decía nada y le dije dime qué lo eres, contestó.
-Sii, lo soy.
-Dilo de nuevo.
-Coño lo soy.
Duramos así un buen rato. Ella tuvo varios orgasmos y yo me vine dentro.
Se limpio con un trapo que luego boto en un safacon cerrado.
Le pedí su número y me lo dio con la cabeza hacia abajo como no queriendo verme después de lo que hicimos. Le indique que lo íbamos a repetir cada vez que yo quisiera.
Ella fue a la fiesta y yo me dirigí al estacionamiento y me fuí. Luego le diría a quien pregunté que se me presento algo.
En otra ocasión les cuento cómo esa mujer casada, tranquila y callada se transformo en mi sumisa puta.
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