Esta historia relata cómo terminé siendo la putita de la esposa de mi mejor amigo.
Luego de varios años, me volví a encontrar con mi amigo Andrés. Charlamos un rato y luego acordamos vernos con nuestras esposas en un bar.
Isabella, la esposa de Andrés, es una mujer pequeña, 1.55 m de estatura, trigueña, delgada y busto compacto pero bien formado. Muy simpática, dulce y tierna.
El bar tiene una pista de baile así que después de algunos tragos estábamos los cuatro bailando entre toda la gente. No cabía un alfiler.
De pronto sentí que alguen tocaba mi trasero, miré hacia atras. Era Isabella. Lo hiso tan disimuladamente que yo pensé que solo habia sido un accidente.
Me moví de lugar mientras seguíamos bailando y zaz..! Otra vez me agarro las nalgas. Yo no sabia que pensar.
Luego de un rato fui al baño y cuando salí, ahí estaba Isabella. Me sonrió, me dio un beso en la mejilla y me dió una nalgada diciéndome….
“¡Bailas muy bien..!”
Luego de unos días, Isabella me llamó por teléfono y me pidió ayuda con su automóvil.
“¿Y que pasa con Andrés..? ¿Dónde está..? “
“Ahh..salió de viaje y mi auto no enciende. ¿Puedes venir a ayudarme?”
“¡Claro que sí, voy para allá..!”
Sin saber realmente qué esperar de todo esto, fui a su casa.
Me recibió con un beso en la mejilla, me invitó a pasar y me dijo…
“Mira, en realidad mi automóvil esta bien. Solo te invité para decirte que me gustas mucho y tengo muchas ganas de hacer el amor contigo…”
Yo no podía creer lo que estaba pasando pero acepté. Isabella a pesar de su apariencia tierna e inocente, resultó ser una hembra bien caliente y dominante.
Follamos bien rico..!!
Luego nuestros encuentros fueron en hoteles, pero sucedió algo que tampoco me esperaba. Ella me estaba mamando bien rico la verga y justo cuando mi orgasmo era inminente, me metió un dedo por el culo.
Yo solo pude gemir soltando mis chorros de leche en su boca.
“¿Te gustó…?”
“Sí…? Le dije.
En nuestro siguiente encuentro, empezó de nuevo a mamarme la verga, pero esta vez me metió su dedo desde el principio. Luego sacó un “anal plug” y me la follé teniendo el juguete bien ensartado en mi culo.
Después ella llevó un dildo y de nuevo mientras me chupaba la verga me lo fue metiendo poco a poco hasta que lo tuve bien ensartado hasta el fondo.
Muy habilmente lo movía dentro y afuera y sus mamadas de verga fueron disminuyendo, hasta que de pronto solté mis chorros de leche sin tocarme el pene.
Poco a poco ella me fue llevando hasta que llegó el momento en el que usaba un arnés para follarme, además de darme duro por el culo, también me daba nalgadas haciendo preguntas retóricas….
“Te gusta que te folle, verdad…?”.
“Quién es mi putito…?”.
“Toma la polla puto cabrón…”
“Eres toda una marica come pollas…”
“Eres mi zorra…”
Después de ahí, ya no hubo vuelta atrás ni límites. Inclusive me ponía lencería sexy y una jaula de castidad. Me convertí en la putita de la esposa de mi amigo y me encanta…!!
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