La propuesta

Yamila y yo nos habíamos conocido por casualidad unos seis años atrás, en un sanatorio de la ciudad, nada importante, visitas médicas de rutina, había mucha gente

Yamila y yo nos habíamos conocido por casualidad unos seis años atrás, en un sanatorio de la ciudad, nada importante, visitas médicas de rutina, había mucha gente y yo caminaba desde la recepción a mi lugar de espera distraído, ojeando unos papeles con los resultados de unos estudios que me había realizado, ella, en dirección contraria, perdida en su celular y con un vaso con café en la otra, no nos vimos, nos topamos y ahí volaron por todos lados su celular, mis estudios y lo peor, ese vaso con café que ensuciaron nuestras prendas y quemó nuestra piel.
Nos agachamos de repente a recoger las cosas, y nos pedimos perdón mutuamente, pero lo que más me dolía íntimamente, era el papelón que estábamos haciendo para todo el entorno que nos miraba complacido como un show de circo
Nos hablamos con tanto nerviosismo que ni siquiera nos escuchábamos, hasta que en un punto solo levantamos nuestras miradas y echamos a reírnos
Antes que se marchara, como en otras épocas, tomé un bolígrafo, tomé su mano y le escribí mi número de celular, situación que siempre fallaba, pero para mi sorpresa, ella me llamaría esa misma noche

Y en este presente somos pareja, compañeros de vida.
Mi nombre es Francisco, me gano la vida como personal trainer, siempre fui muy cuidadoso de mi cuerpo, tal vez hasta obsesivo, y así fue que calcé como guante en la vida de mi amor, Yamila siempre había estado metida en el mundo de la actuación, años de estudios sobre el tema y había participado en algunos roles secundarios en un par de películas de bajo costo. El cuidar el físico para Yamila no era su fuerte, y para su edad, y para su profesión era un poco como obligatorio, así que ahí es donde yo estaba, firme, casi instrucción militar, pero siempre terminaba sacando lo mejor de ella y puedo decir que mi mujer, siempre fue una chica muy atractiva

Hace poco tiempo surgió la posibilidad de una coproducción con una productora de España, era interesante, viajar al viejo continente, un peldaño hacia un futuro estrellato hacía que mi esposa estuviera muy expectante con la situación.
Era cierto que seguiría siendo solo una posibilidad en muchas, un casting con varias candidatas para un rol que no dejaría de ser secundario y que, además, incluía un desnudo cuidado.
Y así empezarían las charlas de trabajo, discusiones y sin imaginarlo, además de esposo, personal trainer, ahora también me había transformado en el representante de mi propia mujer

Rogelio García era un afamado productor, tocaba cada extremo de la farándula y como buen descendiente español tenía muchos contactos al otro lado del continente y ya tenía sobre sus espaldas una veintena de largometrajes
Pero el viejo García ya estaba un tanto retirado de todo, estaba grande y cansado, ya solo se interesaba por aparecer en las noches de gala y solo se encargaba de los grandes libretos.
Así fue que había fracasado nuestra primera cita cara a cara, para esta ocasión, el viejo Rogelio había dejado la negociación en manos de Marcelo, su único hijo y heredero, que, si bien seguía los pasos de su padre, no tenía la habilidad de este, pero si, poco a poco le iba ganando terreno a su progenitor, entre una carrera ascendente y otra que se acercaba a su fin, por el lógico paso del tiempo

Marcelo, o ‘Chelo’ como todos lo llamaban en el ambiente, cruzó un par de llamadas con nosotros, como actriz y representante, siguieron un par de videos llamadas y al final dijo que fuéramos a su casa, en los límites de la ciudad para discutir el tema cena mediante, al abrigo de un fogón y degustando un buen vino
Nuestro ‘si’ no se haría esperar, era más que obvia la respuesta, no podíamos dejar escapar la oportunidad.

Pero la pregunta era, quién era Marcelo García?

Marcelo García, era el típico nene pudiente, nacido en cuna de oro al que jamás le había faltado nada, tenía de todo y más también, gastaba la fortuna cosechada por su padre a través de los años de esfuerzo, un tipo narcisista, egocéntrico y con un complejo de inferioridad no asumido por vivir a la sombra de su padre. Era famoso por vivir de fiestas en fiestas, por su desfachatez, por su vida extrovertida y sus lujos no convencionales, Chelo era un muchacho de la noche, de vivir la vida loca
Hacía casi dos años que convivía con Mirtha, porque para un perfil como el de Marcelo García, siempre había un perfil como el de Mirtha Cohen, una chica de origen ruso judío desterrada por su familia, porque ella era una petisa puro tetas cuya única virtud era cambiar su físico privilegiado por una pila de billetes, la buena vida, y hacer cualquier cosa por un poco de popularidad
En cualquier barrio, ella hubiera sido una putita del montón, pero en el ambiente se hacía respetar como una señora, a pesar de que sus fotos casi porno habían invadido las redes y se sabían historias que habían pasado de cama en cama
Pero esas eras las reglas de juego, los famosos tienen reglas diferentes a los comunes de los mortales, ellos no parecen ser juzgados por la sociedad

Y ahí fuimos a verle la cara al destino, Yamila lucía muy elegante, con un pantalón amplio en negro, una prenda de vestir en gasa, con zapatos de altos tacos, una camisa entallada en rosa y un chaleco sin mangas con brillos que llamaban la atención, ella era nuestra carta de presentación y como su representante sabía que debía impactar como toda una dama, la imagen lo era todo.
Llegamos, y para nuestra sorpresa, ellos no parecieron estar en la misma sintonía, en especial Mirtha, con un look por demás llamativo, tenía apenas un top holgado en verde militar, parecía no molestarle que sus enormes tetas se movieran descontroladas, dejando notar que no llevaba sostén, y que parecieran querer escaparse, por un lado, o por abajo, o por el centro, o que se marcaran sus pezones, tampoco que un pequeño short de jean degastado y agujereado dejara ver el nacimiento de sus glúteos, o que fuera tan bajo que no pudiera impedir dejar a la vista los gruesos elásticos de su tanga que descansaban sobre sus caderas, estaba descalza, con su piel demasiado cobriza por la exposición al sol y sus cabellos aun chorreando agua por un reciente y evidente baño

Ella es así…

Dijo Marcelo, haciendo evidente que ella nos había sorprendido y no pudimos ocultarlo, me palmeó por la espalda y fuimos sobre unos sillones a discutir por los negocios que nos habían reunido, Chelo a un lado, con un pantalón blanco, amplio y una camisa hawaiana que mi gusto sabía horrible, pero no estábamos ahí para hablar de moda, me senté a un lado, Yamila al frente y muy pegadito a ella, Mirtha
La situación se tornaría rara, incómoda por así decirlo, en especial para mi mujer, que quería ser parte de la discusión, pero Mirtha, ajena a todo solo le hablaba de cualquier cosa, muy cerca, la miraba, le sonreía, o le tocaba una pierna, o la tocaba por el brazo, y cualquiera hubiera sospechado un juego de discreta seducción, como que tanteaba sus reacciones y en el fondo nos desconcentraba del tema de discusión

Una chica apareció en escena, era una de las empleadas domésticas, era hora de cenar, y con la venia de Marcelo, trajo una cantidad increíble de alimentos y bebidas, lo que en Argentina llamamos una ‘picada’, la puso al centro, sobre una mesa ratona para cenar en una manera poco convencional.
En medio de esa cena con copas de vino, el tema de la producción, de la película un poco se fue perdiendo, quedando en segundo plano, y sonamos un poco más distendidos
Cerca de media noche, Mirtha le dijo a mi mujer mientras levantaba los restos que quedaban sobre la mesa ratona

Me ayudas? ya es tarde y el servicio de cocina ya se retiró, dejemos esto en la cocina, mañana se encargarán

Las chicas se fueron, era llamativa la diferencia, mi esposa era muy alta, ella muy petisa, mi esposa era muy delgada, ella muy pulposa, mi esposa vestía como una lady, ella como una cualquiera.
Nos quedamos solo mirando, y entonces Marcelo empezó a caminar un camino sinuoso, sobre lo bonita que se veía Yamila, sobre nuestra relación de pareja, sobre infidelidades, y cosas que yo no quería hablar mucho, además, se refirió a su pareja, como una puta barata, que se acostaba con cualquiera, hombre, mujer, lo que fuera, y que eso le gustaba de ella, pero al mismo tiempo ya lo estaba cansando, hablaba demasiado, siempre con pavadas, una chica superficial, y que solo la soportaba por su comportamiento en la cama, porque le daba todos los gustos y porque todavía no había podido encontrar a nadie mejor en ese sentido

Poco después ellas volvieron, y nuevamente en gestos, actitudes, miradas, roces, tuve esa intuición de que esa petisa estaba jugando con fuego, como tratando de seducir a mi esposa
Minutos más tarde, mi mujer pidió ausentarse unos minutos para ir al baño para orinar, cosas lógicas y entonces me quedé a solas con los dueños de casa, fue cuando Mirtha aprovechó la oportunidad, me tomó de la mano y me dijo

Vení, acompañame que te quiero mostrar algo

Yo me quedé meditando, entonces ella apuró

Dale! son cinco minutos, no muerdo…

Marcelo solo fue complaciente con una sonrisa dejándome saber que todo estaba bien

Seguí los pasos de su chica, quien no me soltaba la mano, caminaba por detrás, subimos las escaleras hacia la planta alta y mis ojos se llenaron que su llamativo trasero que se iba de lado a lado, me metió a una habitación y cerró la puerta tras sus pasos, como si un cazador cerraba la trampa

Que haces? – le dije –

Nada, no te preocupes, quiero un poco de intimidad…

Ella cambió tras tener esa intimidad, su postura, sus palabras, sus gestos, todo se hizo provocativo a mis ojos y a mis oídos, me sentí arrinconado, asfixiado, Mirtha directamente levantó el pequeño top que cubría sus pechos dejándolos desnudos a mis ojos diciendo

Te gustan? desde que llegaste me los estás mirando con ganas, te crees que soy tonta?

Realmente eran enormes, naturales y perfectos, pero yo solo parecía petrificado ante el peculiar avance de esa putita, entonces agarrando mis manos las llevó a sus tetas

Dale! que maricón que sos! toca! toca que no muerden

Al tacto se sentían aun mas naturales, frescas y si, jamás me habían enloquecido unas tetas de esa manera, tenía la pija dura bajo el pantalón en ese momento, ella en un rápido movimiento me la aferró con ganas e intentó besarme en la boca, a lo que reculé con apuro, provocando su risotada

Pero que te pasa? sos puto de verdad?

No, no es que sea puto – respondí de inmediato – es que respeto a mi mujer

Ella entonces giró sobre sus pies y fue hacia uno de los cajones de un armario, y me presentó a algunos de ‘sus amigos’, consoladores en formas de penes de generosas dimensiones, varios, de todos colores, me dijo que la ayudaban en sus momentos de soledad, pero mirando entre mis piernas y volviendo al tono provocativo dijo que no había nada como una verga de verdad.
Siguió con la provocación, se soltó uno a uno los cuatro botones de su jean, bajó el cierre y arrastrando la tanga por sus caderas se desnudó hacia abajo, dejándome ver su conchita depilada por completo y las marcas blancas muy profundas y diminutas como pintadas provocadas por su traje de baño, cosa que no evidencié en sus pechos y al darme cuenta que tomaba sol en topless solo me enloqueció

Giró sobre sí misma y se puso en cuatro, su culo era perfecto y solo quería que viera un plug anal brillante incrustado es su trasero

Te gusta? sabía que vendrías y preparé todo para vos! agarrá lo que quieras! este cuerpo es todo tuyo! seguro la flaca insípida que tenés por esposa jamás te sorprende así

Basta! – le dije aprovechando que había traído al juego a mi mujer – Yamila no se lo merece!

Ella volvió a reírse y dijo

Ja ja ja! Francisco, Francisco, además de puto sos estúpido? se nota que no conoces a mi marido! Marcelo se las coge a todas, es muy hábil con la lengua y les dice a las mujeres lo que quieren oír, el engaño está en su ADN, crees acaso que todo esto está improvisado? que es la primera vez? que iluso!
Ni siquiera es una idea mía! a el le encanta que yo les aparte a los maridos de turno para tirarse arriba de sus mujeres!

Yo no podía pensar tan rápido, ella volvió a avanzarme y esta vez no pude evitar que colara su larga lengua hasta lo profundo de mi garganta mientras mis manos se llenaban con la tibieza de sus pechos, luego me tomó de los cabellos y me llevó hacia abajo para que se las chupara y ya, olvidándome del resto empecé a lamerle los enormes pezones, sus pechos eran dulces y no me alcanzaba el rostro para hundirme entre ellos
Le acariciaba las nalgas, ella se refregaba la conchita, muy rico, metió sus dedos profundos para luego llevarlos a mi boca y dejarme conocer y precioso sabor

La llevé hacia atrás, tirándola sobre la cama, le abrí las piernas al extremo, llevando sus rodillas a los lados de su cabeza y pasé mi lengua lentamente recorriendo toda su intimidad, arrancando por su esfínter aun atravesado por el plug, pasando por su hueco húmedo y por esos carnosos labios lampiños, por el clítoris por su pubis también depilado, me encantaba hacerlo
Solo le chupaba la concha con ganas, su botoncito de placer estaba hinchado, gemía, y si bien yo prefería sostenerle las piernas abiertas, ella me llevaba las manos hacia sus enormes tetas que lucían como sendas montañas para que jugara con sus pezones dándoles calientes pellizcos
No la soltaría hasta hacerla llegar, me encantaba recibir los orgasmos de una mujer en mis labios, y esa petisa puro tetas no sería la excepción

Ella entonces se acomodó en cuatro sobre el cochón, reposando sus pechos sobre el mismo, de manera que sus caderas se marcaran en forma llamativa, solo se quitó delante de mis ojos el plug, se tomó las nalgas entre sus manos y se abrió tanto como le fue posible, solo para que viera su agujero trasero naturalmente dilatado, fui a la carga y apoyando mi cuerpo sobre el suyo se la metí toda llenándole la conchita, mirando su culito estirado, entrando y saliendo, mientras Mirtha gemía mas de lo necesario, hasta sonando actuado, era de esas chicas que tienen la costumbre de hablar mientras se la están cogiendo, con palabras sucias, obscenas, y mientras no dejaba de cogerla se metió dos dedos por atrás, jugando a una doble penetración que me sabía muy caliente, fue directa y me dijo

Sentate! sentate ahí! la quiero por el culo

Me senté a un lado con la pija dura, ella fua a su cajón de ‘amigos’ y trajo un vibrador de generosas dimensiones, lo puso en funcionamiento para comprobar que todo estuviera bien, entonces vino a sentarse sobre mi, dándome la espalda, tomando mi verga entre sus dedos se la metió de golpe, sin resistencia, y honestamente no había distinguido en cual de los dos agujeros estaba
Pero empezó a moverse, dejando sus generosas nalgas a mi vista, mientras pasaba mis manos hacia adelante para llenarlas con la generosidad de sus tetas
Ella jugaba con el juguete, se lo pasaba por el clítoris, se lo metía en la concha y hasta me lo pasaba por las bolas, se sentía todo perfecto y era obvio que yo estaba al límite de mi resistencia

Ella lo notó, y volvió a tomar la iniciativa, salió de donde estaba y se arrodilló entre mis piernas, para luego envolver mi pija entre sus pechos, mi sexo desapareció entre esas dos montañas y sentí la suavidad de sus piel acariciar mi glande, se movía muy rico, me miraba directo a los ojos y me quemaba con la mirada, me seguía hablando, me pedía que la llenara de leche, y solo ya me vine, sentí como todo su pecho y mi propia pija se impregnaba de semen producto de mi eyaculación al tiempo que una sonrisa de placer se dibujaba en su rostro
Después de mi orgasmo, ella siguió jugando con mi verga mientras me duraba la erección, pasándola por sus pezones, como si mi pija fuera un pincel, mi semen la pintura y sus pechos el lienzo para dar fin a una obra maestra

Solo le dio un par de besos finales a mi glande ya satisfecho, como para probar mi sabor, se paró, fue por el top que tenía antes y lo usó de toalla para limpiarse, se puso la tanga, el pequeño short que parecía resistirse a pasar por sus caderas y buscó otra prenda para taparse las enormes tetas, se acomodó un poco los cabellos y viendo que yo solo la miraba como un tonto, me apuró a que me vistiera
Dejó el juguete sobre la cama, tendría que higienizarlo luego, me tomó de la mano y volvimos al lugar donde todo había empezado, para mi sorpresa, y según ella me había advertido, Marcelo y Yamila no estaban

Te dije – aseguró Mirtha – están garchando…

Fue a la barra y sirvió un par de tragos, luego se sentó a mi lado, hablamos un poco, en general sobre Marcelo y como tejía sus telas arañas, incluso Mirtha me dijo que no era estúpida, y sabía que su situación de pareja estaba en un punto sin retorno y que mientras le fuera útil a los proyectos de Marcelo, él la mantendría a su lado, así eran las cosas y a ella no le importaba, tenía de todo a su lado, demasiado, no le molestaba sentirse usada, o como putita de los machos de ocasión
Estábamos en eso cuando ellos volvieron a la escena, los cabellos un tanto desacomodados en mi esposa llamaron mi atención, ella era siempre muy prolija en su imagen, y se hizo obvio que Marcelo le había dado una buena cogida, incluso noté su culpa al evadirme la mirada

Hablamos un poco más y emprendimos el regreso, el viaje fue curioso, en un tenso silencio, cada uno en su mundo, pero es que queríamos acusarnos el uno al otro por la misma falta que cada uno cargaba en el alma, me molestaba imaginar que había gozado mientras Marcelo le hacía el culo, pero que podía decirle si me había encantado hacérselo a Mirtha, me molestaba imaginar esos labios hermosos que solo eran míos chupándole la pija a ese bastardo, pero que podía decirle si aun parecía tener en mi olfato el aroma impregnado de la concha de esa petisa, me molestaba su infidelidad, que sea puta en mis narices, pero que podía decirle si terminaba de serle infiel, en su cara, y con esa perra barata
Todo terminaría al llegar, me dijo de tomar una ducha, y fui tras sus pasos, bajo el agua tibia nos amamos como nunca, en silencio, sin palabras, sin reproches, solo con nuestro instinto animal

Poco después, una nueva cita en la casa de Marcelo, donde nos habíamos prometido no salirnos de los temas exclusivos de la producción de esa película, terminaría un encuentro entre cuatro, en una especie de orgía donde todo parecía estar permitido, intercambios, doble penetraciones, lo que imaginen.
Era curioso, era entrar a esa casa y transformarnos, y solo era que las cosas no estaban bien

Marcelo nos sorprendería con una llamada simple, solo para decirnos que la ansiada película, al final no se haría, nos dio las explicaciones del caso pero en concreto, lo importante, que los deseos de Yamila se habían evaporado
Y si fue una sorpresa la caída del proyecto, más sorpresa sería la siguiente propuesta del bastardo de Marcelo, nos dijo que tenía un productor amigo que no era muy conocido en el ambiente, pero que estaba creciendo a pasos agigantados, hacia cortos de pornografía pura y que bueno, Yanina quería ser actriz, y daba fe que cogía muy bien, así que, si nos interesaba, solo era cuestión de combinar una cita

Les dimos las gracias por nada, fuimos dos inocentes pececitos en un estanque de tiburones, ese ambiente no era un ambiente para nosotros y solo preferimos preservar nuestro amor, nuestra relación de pareja y hoy guardamos esos momentos solo como recuerdos del pasado, no fue la mejor de las historias, pero fue nuestra historia

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