Los amigos de Franco

Casualmente Descubre que Franco divulga detalles íntimos de su relación. Las tensiones crecen, y el alcoholismo empeora la situación.

Había llegado desde Colombia, mi país natal cuando tenía quince años, mi familia había decidido emigrar con la esperanza de un mejor porvenir, en esos tiempos se hablaba muy bien de Argentina y así papá, mamá, mi hermana y yo viajamos con nuestras maletas llenas de ilusiones
Fue descubrir un nuevo mundo, costumbres, comidas, acentos, modas y así poco a poco me hice de un nuevo entorno
Me acostumbré hasta de olvidarme un poco de mi nombre, Daniela, es que por acá a alguien del colegio se le ocurrió llamarme Shakira, obviamente solo por coincidir en la nacionalidad, y ya no pude despegarme de ese mote
Lo cómico es que, con el tiempo, todo derivó en un Yaki, y así me conocen y llaman todos, ‘la Yaki’, incluso en mi familia, y en el barrio muchos solo me llaman así sin saber el motivo y ni siquiera saben que me llamo Daniela
Tenía veinticuatro cuando conocí a Franco, y veintiséis cuando le di el ‘SI’ en el altar, él me llevaba más de diez años de diferencia, yo era su segunda pareja y él tenía dos niños con su anterior relación, por lo que la idea de darme un niño no estaba en sus planes, él lo sabía y yo lo sabía, y así estaban las cosas
Franco en esos días era un buen hombre, trabajador, honesto, y siempre se preocupaba de que nada me faltara, nos llevábamos muy bien y él siempre me preguntaba qué era lo que yo le había visto, es que era demasiado bonita para él, aunque yo no lo viera así, para mí la belleza estaba por dentro, aunque como buena colombiana naturalmente tuviera curvas más marcadas y llamativas que las que tienen las argentinas
El en la intimidad me llamaba ‘mi colombianita’, porque yo no perdía mi acento nativo
Yo trabajaba como secretaria recepcionista en una clínica conocida en la ciudad, hacía doble turno, la paga era buena, y justo ahí había conocido a Franco, él había sido contratado para reparar unos techos viejos que se estaban llenando de humedad, y amenazaban con venirse abajo
Se dieron días de roces naturales por compartir un espacio de trabajo y palabra va, palabra viene, sonrisa va, sonrisa viene, llegó una primera invitación a salir y ya saben cómo terminó la historia
Franco llegaba cada día a la clínica con la ropa limpia y se iba al atardecer con sus prendas llenas de polvillos y mugre del arduo trabajo, y solo era una imagen de lo que me deparaba el futuro
El tenía dos socios, tenían como una pequeña empresa, porque antes de socios, eran amigos de años atrás, como el trabajo de la clínica, ellos hacían reparaciones hogareñas, trabajaban en construcciones modernas, con técnicas de estos tiempos, yo no entendía mucho, pero parecían vivir esa sociedad amistad en perfecta armonía
Giuliano y Brian eran sus socios
Giuliano era de la misma edad de Franco, mi esposo, recién pasados los cuarenta, divorciado, un hombre morrudo, corpulento, con una panza un tanto llamativa, ellos lo apodaban el ‘bulldog’ por su contextura física y por su carácter un tanto osco
Usaba lentes de aumento de marco negro que le daban un toque intelectual y en verdad parecía ser el cerebro del grupo, era quien hacía los contratos, manejaba los precios y era como la punta de lanza de la sociedad
Brian por su parte tenía pocos años más que yo, soltero, buen mozo, de ojos claros y cabellos rizados, con el cuerpo bien trabajado y musculado, con tatuajes bastantes llamativos, él fue el último a unirse a una sociedad que en un principio había sido entre dos, solo Giuliano y Franco.
A pesar que no se llevaban muchos años, Brian parecía de otra generación, el vivía con sus redes sociales, con sus fotos, con su pelito acomodado y con su barba recortada, temas que usualmente le valían la burla compartida entre Giuliano y mi marido
Había entre los tres una camaradería especial, hasta inusual y por fuera del trabajo, se juntaban por unas cervezas, o un fin de semana de pesca o hasta alguna salida nocturna, obviamente con mi permiso y la promesa de que se portara bien
El tema hasta acá, es que yo era la única mujer en toda la historia, Giuliano aún estaba en una batalla legal con su ex y Brian, él típico galancito que todos los días tenía una chica diferente
Si bien yo rara vez me metía en temas de hombres, las chanzas entre ellos siempre rondaban por los mismos lados, tal vez ellos pensaban que yo no los escuchaba, pero mi orejita cada vez que podía, se colaba en sus palabras
Con Giuliano, las cosas iban en serio, con el único de los tres, los problemas de su divorcio, sus visitas interminables a los tribunales, litigios de dinero, cada día un nuevo problema y lo que más le dolía, la disputa por los hijos
Brian, bueno, por ser el más joven, el mujeriego, por su sex appeal, sus dotes de ganador con el sexo opuesto, temas que sumaban para la envidia contenida de los otros dos, que solo lo tildaban de maricón, de gay, de puto, solo para molestarlo porque no tenían por donde entrarle
Y Franco… Franco, sin quererlo yo estaba en boca de ellos, porque era muy joven para él, porque era muy bonita para él, porque – según ellos – la tenía muy chiquita para satisfacerme, porque – según ellos – yo era mucha mujer para él
Y por mi lado, yo los conocía bien a ambos, y ellos me conocían bien a mí, la colombiana se grandes tetas y marcadas caderas, la que cualquier prenda le quedaba bien y la hacía ver sexi, mi acento dulzón, diferente, y siempre había un roce de palabras, miradas, bromas y no más que eso, porque no quería molestar a mi marido
Yo no dejo de admitir que Brian fuera un muchacho atractivo, sin dudas era un hombre interesante, y alguna que otra vez se me escapaba alguna mirada indiscreta, o insinuante, pero no lo hacía adrede, sabía que era amigo de mi esposo, y mientras yo estuviera en una relación de pareja, no pensaba serle infiel, menos con alguien de su círculo tan cercano
Giuliano por su lado, si bien no tenía nada en particular, no dejaba pasar oportunidad para lanzarme dardos venenosos y usar su lengua que era filosa como un cuchillo, su mirada de lobo hambriento me obligaba a bajarle mi mirada y es que se notaba demasiado que nada le importaba más que intentar llevarme a la cama
Las cosas comenzaron a cambiar el mismo día en mi cumple número treinta y tres, Franco había estado molesto todo el día, y me hacía centro de su enfado, me miraba con enojo, hasta con desprecio, y yo no podía arrancarle palabra
La situación siguió así durante todo el festejo y recién en la cama, antes de dormir pudo sacar sus demonios del cuerpo
Empezó a cuestionarme, por mi forma de hablar, por mi forma de vestirme, me culpaba de ser una mujer provocativa, que andaba calentando pijas por ahí y honestamente yo no entendía a que venían tantos reproches
Que por qué me maquillaba tanto, que por qué me perfumaba, que por qué usaba fadas tan cortas, que por qué siempre sonreía a todo el mundo, que por que los pantalones tan ajustados, que por qué siempre coqueteando, que por qué esas calzas que me resaltaban el culo y no sé cuántas cosas más
Fue cuando empezó a vomitar lo que llevaba dentro, atragantándose poco a poco en su garganta, que sus amigos, sus socios, solo hablaban de mi, en sus narices, de lo buena que yo estaba y que me querían coger, así abiertamente, como si nada, y todo iba creciendo poco a poco como una bola de nieve
Noté que las cosas no podían ser así como así, no entendía ese proceder de machos, como jauría de perros alzados, como una falta de respeto hacia mí, y hacia él, que diablos les pasaba a estos muchachos?
Y las cosas fueron de mal en peor, Franco siempre había tenido un gusto por darle al pico y jugar a las cartas, pero eso empezó a potenciarse poco a poco, a irse de control, salía por las noches, y volvía pasado de copas, la situación de pareja empezó a resquebrajarse, cuando estaba borracho me trataba como puta, me decía que yo provocaba a sus amigos, y que me portaba como una cualquiera

Claro, en esos momentos de inconciencia producto del alcohol, a él se le soltaba la lengua, y así descubrí el origen de todos los males, Franco me dijo que él les contaba a sus amigos todo lo que hacíamos en la cama, como se la chupaba, como tragaba sus jugos, como gritaba cuando me la daba por la concha y cuanto me gustaba que me hiciera el culo
Al día siguiente, ya cuerdo, me negaría todo lo que me había confesado la noche anterior, y empezaría una nueva discusión, sentí que nunca me había respetado, como mujer, como su mujer y le ‘cerré las piernas’ por un tiempo como escarmiento, pero el efecto fue contrario al esperado, él levantó la apuesta solo para tratarme peor de lo que me trataba, y me sentí frágil, indefensa, permeable, en el peor punto que puede estar una mujer en relación de pareja
Y ese día estaría más frágil aún, porque íntimamente y tontamente, yo deseaba un embarazo, porque sus hijos no eran mis hijos, porque yo aun lo amaba, y soñaba que un hijo tendería un puente a nuestra quebradiza situación
Había salido antes de mi trabajo, me sentía de demonios, el inicio de un nuevo ciclo menstrual tiraba por tierra mis ilusiones y ya solo no podía con todo, a media mañana estaba sola, tirada en la cama, llorando como una chiquilla
Fue cuando sentí algunos ruidos en el patio delantero de casa, supuse un ladrón, me asomé con sigila, pero me encontraría con Brian que estaba buscando una escalera de mano que siempre dejaba mi esposo por ahí, y como él era el mas joven, siempre oficiaba de ‘chico de los mandados’
Se sorprendió al verme en casa, dijo que Franco lo había enviado, pasó por una taza de té, y notó mis ojos hinchados por las lágrimas derramadas, yo no quería hablar del tema pero el escarbó y escarbó hasta arrancarme las palabras, me puso el oído y yo necesitaba un confidente, estábamos sentados frente a frente en la mesa del comedor principal, entonces, unas nuevas lágrimas rodaron por mis mejillas, Brian vino a mi lado para acariciarme mis largos cabellos en una forma muy dulce, y solo se agachó un poco, y solo me estiré un poco y solo nuestros labios se pegaron y ya
Entonces hizo que me incorporara, me aferró por la cintura y yo por su cuello, y nos besamos con locura, pasó sus manos a sobarme con ganas los glúteos, me tomó con firmeza por la base de los mismos y me levantó en el aire para sentarme sobre la mesa
Se coló entre mis piernas, parado al medio, soltó los dos primeros botones de mi vestido para acariciarme y besarme por el nacimiento de mis tetas, se sentía grandioso, respiraba con cadencia, las ropas eran un estorbo en mi cuerpo, y mientras el se perdía en besos en mi pecho alto, yo dejé caer los hombros del vestido y solté el sostén para liberar mis ricas tetas, Brian se quedó observándolas un buen rato a trasluz, como incrédulo, por su tamaño, por sus formas, por lo enorme de mis aureolas que eran casi tan grandes como mis tetas y por lo diminutos pezones que apenas se asomaban con timidez
Luego empezó a chupármelas en forma desesperada, y solo gemí en deseos contenidos, era rico, muy rico y él se aprestaba a cogerme, era obvio, mis manos recorrían su espalda por debajo de la camina y las suyas intentaban colarse por debajo de mi vestido, mis muslos desnudos hacían equilibrio entre lo público y lo prohibido
Fue el momento de recapacitar, de arrepentirme, aparté sus manos del pecado y lo hice a un lado, me paré de donde estaba y puse distancia entre ambos y al tiempo que con nerviosismo ponía las prendas en su lugar le dije
Perdón Brian, no puedo, solo no puedo…
Pero que pasa, está todo bien – preguntó él sin entender –
Es que no, Franco es mi marido, es tu amigo, no podemos, además, yo estoy indispuesta y no me siento cómoda
El miraba con ese dejo de no saber si resignarse o volver a intentarlo, entonces lo hice recapacitar
Mira cuanto tiempo ha pasado ya, que le dirás? que excusa pondrás?
Brian no estaba convencido, pero entendió mi negativa, me hizo un mimo y me dijo que nada había ocurrido entre nosotros, pero que, si cambiaba de idea a futuro, o al menos si necesitaba hablar con alguien, pues que no dudara en llamarlo
Dejé ese momento en el recuerdo, pero la siguiente vez que Franco y yo intimamos, en mi cabeza viví el final de ese encuentro interrumpido que había tenido con Brian
La vida siguió adelante, Brian y yo realmente borramos ese momento, yo jamás volví a exponerme y él fue demasiado caballero al no intentar nada, aunque yo siempre sintiera vergüenza de mirarlo a los ojos
Pero las cosas con Franco iban cuesta abajo, bebía demasiado, se había vuelto un hombre peligroso, agresivo, incluso la situación ya había desbordado hasta con sus socios que empezaban a hartarse de sus comportamientos, faltaba sin aviso, llegaba tarde, a veces iba ebrio y armaba líos en alguna obra, les hacía perder la imagen que en años habían levantado y en un plumazo parecían perderlo todo
Le sugerimos ir a un médico, un psicólogo, algo, pero algo había cambiado en él, los juegos de naipes se habían vuelto su obsesión y solo se agregó un nuevo problema, el dinero, porque si no trabajaba y lo poco que ganaba lo tiraba en apuestas con sus rondas de amigotes, pues entonces solo quedaba mi ingreso y no era suficiente
Lo hablé con él, le supliqué, aun amaba a ese hombre que yo había conocido pero la desesperanza comenzó a invadirme
Una tarde Giuliano me llamó al celular, su voz sonaba triste, como no queriendo decir lo que tenía que decirme, habían decidido prescindir de Franco, se habían hartado de él y ya solo era un ancla que los estaba arrastrando a la ruina
No tuve palabras para responder, un silencio profundo marcó mi desesperanza, y sentí la angustia apretando mi garganta
Diez minutos después tenía las cosas más claras, le devolví la llamada, le pedí una cena, que yo cocinaría algo rico, una última oportunidad para cambiar la historia, la última chance para que Franco recapacitara, después, después serían libres de seguir el camino que quisieran seguir
Esa misma tarde de sábado empezarían las discusiones, me había puesto un vestido apenas ajustado, hasta viejo y descolorido, de entre casa, era corto, si, pero nada de otra galaxia, Franco me increpó al verme, dijo algo como
Ahi está la calienta pijas, claro, como mis propios amigos no van a querer cogérsela? si solo anda mostrando el culo y las tetas…
Le pregunté por qué era así conmigo, si siempre le había sido fiel, porqué había cambiado tanto, que diablos pasaba, pero él volvió a la carga
Te miraste al espejo? mirate el culo, tenés toda la tanga enterrada en el orto y se te marca todo, me vas a decir que no lo sabías?
Ya no discutí, no tenía objeto, siempre usaba tangas pequeñas, siempre se me metían en los cachetes, siempre se marcaba en la ropa, pero solo ahora le molestaba, tragué mi orgullo de mujer y fui al dormitorio, abrí el placar, y por unos segundos intenté pensar como mi esposo pensaba, me puse una remera holgada, suelta y una pollera del mismo color, larga, amplia y por cierto, me mire al espejo varias veces para no darle motivos, incluso me quité el poco maquillaje que tenía, maldito bastardo…
Ellos llegaron a la hora pactada, Giuliano me comió con la mirada, porque siempre hasta era indecente la forma en que lo hacía, sin importar la forma que yo estuviera vestida, y Brian, guau! Brian parecía un modelo de revistas, era increíble que un hombre que solo se dedicaba a reparaciones domiciliaras pudiera verse tan diferente en un momento así, y una vez más tuve que reprimir y tragar mis deseos impuros
No sentamos a la mesa, y mientras sus amigos y yo tratábamos de tender puentes de cordialidad, Franco solo le daba a una copa tras otra, y a una botella vacía le seguía una nueva llena.
Las cosas definitivamente iban mal, más cuando de sobremesa trajo unos naipes y casi los obligó a jugar, y ellos solo por no contradecir aceptaron la partida
Franco solo siguió calentándose el pico y por si todo no estaría patas para arriba, él empezó a soltar la lengua, Con Giuliano, insinuando que ‘los estaba pasando’ con los trabajos, con el dinero que se repartía y los contratos que cerraba, que los números no estaban claros, Brian se llevaba la carga de ser ‘el niño de los mandados’, un inútil, soro un cara bonita, y que en definitiva, mientras uno solo contaba billetes y el otro aportaba poco y nada, él parecía ser el que llevaba todo adelante, aunque todos supiéramos que Franco ya se había transformado en un lastre para todos
Por si fuera poco, yo también caía en los agravios, me ofendía, me trataba como puta y solo veía como mi matrimonio se caía ladrillo por ladrillo
Franco ya había dejado los naipes de lado, ebrio por completo, terminó durmiéndose perdidamente como un cualquiera, con la botella entre sus brazos
Sentí una sensación mezcla de impotencia y de odio, no había retorno y me retiré al dormitorio con el alma quebrada sin notar que Brian seguía mis pasos para abrazarme protectoramente
Busqué sus labios, fue receptivo, y empezamos un juego que no sabíamos donde terminaría, ya nada me importaba
Nos desnudamos con rapidez, sin pensarlo mientras sus manos inquietas buscaban explorar casa recoveco de mi cuerpo y las mías se concentraban en un solo punto, su hermosa y dura verga
El se sentó en la cama apoyado en el espaldar, fui sobre sus piernas y empecé a comérsela toda, era rica, grande, con un tronco esponjoso y un tanto curvada, como un sable, me gustaba hacerlo, siempre le había tenido ganas y solo ya…
Le pasaba la lengua por su glande y lo miraba a los ojos, directo, buscando que su verga se interpusiera en nuestro campo visual, el observaba con deleite su sexo jugando entre mis labios, como era acariciado por mi lengua y como cada tanto trataba de engullirlo
Me sentía caliente, sentía mojarme, de reojo observaba su cuerpo trabajado y esculpido, era todo un modelo masculino, pero algo sucedería entonces, algo que no había imaginado
A mi derecha, llegaba Giuliano completamente desnudo, con su pija dura como piedra, jugar un juego en el que no había sido invitado, entonces dijo
Cómo es esto? pensaban dejarme afuera? eso no se hace, como pensaban comprar mi silencio si no me hacen cómplice?
Comprendí su punto, él ya me apretujaba mis nalgas desnudas, él siempre había querido cogerme y estaba tan molesta con Franco que ya nada me importaba
Me acerqué y también se la chupé a él, la suya era mas corta, pero mas gruesa, y solo alterné entre una y otra, me supo excitante, nunca había estado en un trío y esto solo tenía un culpable, mi marido
Sentía mi lengua perderse entre dos glandes, muy suaves, y en la excitación que me provocaba llevaba mis manos a mis pechos y a mi conchita, y muchas veces se cruzaban con las de ellos que me invadían por todos lados
Se daría la situación en que Brian y yo quedaríamos invertidos, él por debajo, yo por arriba, él me la chupaba a mi, y yo a él, algo muy caliente, sentía mis jugos correr por su boca y mi clítoris inflamado sumamente sensible por la situación, al punto se perder la concentración en lo que yo estaba haciendo, empecé a gemir en las puertas de un orgasmo
A todo esto, Giuliano que estaba fuera de juego vino por detrás, abrió mis nalgas y solo empezó a lamerme el culito, metiendo mi lengua por la cola, y ya solo fue demasiado, tenía a esos dos hombres comiendo toda mi intimidad, como hormigas hambrientas y solo grité en un orgasmo contenido desde hacía algún tiempo
Giré sobre mi misma, quería pija, literal, tomé la de Brian entre mis dedos y me la comí toda de una sentada, cuanto tiempo había reprimido ese deseo y solo se sintió riquísimo, empecé a moverme con cadencia mientras sus manos y sus labios jugaban con mis tetas, arqueaba mi cintura, movía mis caderas, y solo me sentí muy a gusto con todo lo que pasaba, me olvidé del entorno, solo él, solo yo, galopando como potra salvaje
Pero Giuliano nuevamente estaba fuera de juego, porque honestamente, a mi no me interesaba, él lo sabía, pero no le importaba, y no dejaría solo pasar la oportunidad
Me tomó por detrás por sorpresa, fue rápido, me la quiso meter por el culo
Qué haces hijo de puta! – increpé –
Pero el hizo oído sordo y redobló el esfuerzo
Pará! pará! por la cola no!!!! – voví a protestar
No… no… no…
Pero los segundos que pasaban le permitían tomar control del juego, y ya estaba, ya me la había metido…
Nunca me había imaginado que en mi cama matrimonial me encontraría haciendo el amor con dos hombres, con los socios de mi esposo, al mismo tiempo
Nunca me había imaginado vivir en mi sexualidad una doble penetración, pero ahí estaba yo, el relleno del emparedado
Los sentí disfrutar, Brian me miraba a los ojos y no dejaba de acariciarme las tetas, mientras Giuliano me tenía por la cintura y me daba con rudeza por el culo
No voy a negarlo, pero me gustaba ese doble placer, aunque pareciera todo demasiado grande para mi, solo me excitaba hacer lo que estaba haciendo
Sentí que Brian se venía dentro, apreté las sábanas con fuerza, fruncí el ceño y me llenó con sus tibios jugos
Giuliano, me cambió de sitio y me tomó para él, ahora que su amigo estaba fuera de juego, siempre en cuatro, arqueó mi espalda y me dio una nalgada mientras cambiaba de agujero, y empezó a cogerme sobre la leche derramada por su amigo, me miraba el culito todo abierto y eso lo calentaba, me lo decía mientras no dejaba de cogerme y no tardaría demasiado en llenarme él también toda mi conchita
El juego se había terminado al menos por esa noche, nada había salido como lo habíamos pensado, pero había valido la pena vivirlo, ellos buscaron sus prendas mientras yo pasé al baño a higienizarme, la mezcla de semen había corrido ya por mis piernas llegando a mis rodillas
Minutos después los despedía a ambos en la puerta de casa, mientras mi esposo aun dormía plácidamente abrazado a su botella
Fui a la cama, estaba feliz y aun sentía los jugos de los chicos en mi interior, no me costó conciliar el sueño
En el nuevo amanecer sería Franco el que me despertara, yo estaba aun profundamente dormida, pero el se coló en la cama, junto a mi, a mis espaldas, olía a alcohol, me apoyó la pija dura, lo sentí correr mi tanga y me la metió, como un animal, así como así, solo se movió y en unos segundos, me había acabado dentro y yo aun no terminaba de despertarme
Las cosas no tenían retorno, ya no, ese no era el hombre del que me había enamorado, el fin estaba cerca
Y ese fin llegaría poco después, cuando confirmé un embarazo no buscado, quería ser madre, pero no de esa manera, en ese momento, en esas circunstancias, porque no sabría decir quien era el padre
Franco me había llevado del cielo al infierno y lo que tanto había deseado de él, ahora era una pesadilla, tantas fantasías de que mi hombre me embarazara y ahora, ahora no quería saber nada
Brian, en el fondo deseaba que fuera suyo, porque me di cuenta que me gustaba mucho ese hombre, pero también sabía que para él solo sería una más de sus chicas, y que nada podía florecer entre él y yo
Y Giuliano, de solo pensar que ese hombre pudiera embarazarme solo me daban escalofríos, siempre había sido un tipo sombrío, calculador y peligroso
Nunca nadie supo de ese embarazo y fui sola a una clínica a ahogar esa vida que latía en mi interior, derramé muchas lágrimas, no le di la posibilidad a quien fuera el padre de tomar una decisión compartida y afrontar lo que había pasado, todo se había derrumbado
Para cerrar, llegaría mi divorcio con Franco, y el adiós a sus socios, no supe mucho mas de mi ex, creo que ya no son socios, ni siquiera se si aun son amigos, solo se que la Yaki, la colombianita, siguió su propio camino.

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