Judith y yo éramos el amor adolescente perfecto, pero el destino me llevó a un inesperado encuentro con Nancy, mi nueva jefa.

Mi historia es parte de un pasado reciente, y es solo un rever de situaciones que solo se dieron, como que el destino caprichosamente va acomodando las cosas pasito a pasito
Judith era mi noviecita de la adolescencia, habíamos arrancado en nuestro viaje de estudios de secundaria, mi primer amor, su primer amor
Estábamos perdidamente enamorados uno del otro y solo queríamos estar todo el día juntos
A nadie le pareció extraño entonces que ambos ingresáramos en la carrera de abogacía, solo para estar juntos, y que ambos, ingresáramos en pasantías por unos meses en una dependencia del estado
Todo iba bien, trabajábamos por la mañana, estudiábamos juntos por la tarde y asistíamos a la universidad por la noche
De esa pasantía que apenas duraba unos meses, tuvimos la suerte de pasar a planta permanente, aunque claro, tuvimos algunos cambios, ahora era a jornada completa, por lo cual el tema del estudio ya no fue tan sencillo y además, ella fue trasladada a otra parte del edificio, y si bien, trabajábamos ambos en el mismo sitio, ya no nos veíamos como antes
Ahora solo compartíamos los viajes de ida y los de regreso, donde los chismes del momento eran nuestros temas de charla
Justamente sería mi novia la que me vendría con el adelanto de una noticia que yo ignoraba, no se como se había enterado, pero me estarían trasladando de oficina de un momento a otro, era como un premio, con mejor paga, pero el motivo por el cual ella me lo contaba era solo para burlarse de mi, puesto que mi nueva jefa sería nada más y nada menos que Nancy Palermo, conocida en el lugar por ser una mujer trans que alguna vez había ingresado por el cupo lgbtq+ que era más hacer propaganda estatal que una real inclusión de género
Días después tendría la comunicación oficial, la cual no podría rechazar porque me hubiera quedado sin empleo y en poco tiempo me cambiaba de despacho
Tenía muchos recelos con la nueva situación, basado en construcciones personales, no me hubiera molestado una jefa mujer, pero una mujer con pito entre las piernas?
Sencillamente esos primeros días serían de terror, no soportaba las bromas en doble sentido de mis colegas, y menos las de Judith, que veía en esto una situación demasiado graciosa
Nancy era una mujer por así decirlo un poco mas alta que yo, morena, en un negro azabache, de llamativas curvas donde los cirujanos habían hecho maravillas, además siempre vestía muy elegante, con ajustadas polleras o delicadas calzas que le marcaban un culo de ensueño, también sabía explotar sus prominentes pechos con sugerentes escotes, por los cuales trataba cada tanto de colar mi vista con discreción.
Ella parecía ser adicta a los rayos del sol, siempre lucía bronceada
También encontraría en ella una persona muy profesional y abocada al trabajo, era como si permanentemente tuviera la necesidad de probarle a todos y a si misma que ella estaba ahí por capacidad y no por un cupo lgbtq+
Y las cosas solo se dieron, teníamos esos momentos de licencias café de por medio donde hablábamos de mi, de mi novia, y de ella, de su vida, aunque era notorio que la incomodaban los temas personales
Bromeaba mucho en esa intimidad, con lo que ella tenía entre sus piernas, indirectas sexuales que aunque me considerara hetero, siempre me despertaba cierta curiosidad, porque a mi no me atraían las trans, me atraía ella
Esa mañana, había que buscar una vieja información en el archivo, información que aun no había sido digitalizada y se mantenía perdida en la nada, en el segundo piso, me dijo que iría ella, sin darme más noticias
La vi alejarse, meneando su glorioso trasero enfundado en unas calzas negras que se dibujaban en el cuerpo
Fui tras ella, no pude resistirlo, el corazón me latía con fuerzas y sentía un cosquilleo entre las piernas, entré con sigila y heche llave a la puerta
Nancy me daba la espalda, casi ignorando mi presencia, revisaba la vieja documentación que estaba en una ajada y amarillenta carpeta, como todas las que estaban en ese sitio, se paraba cerca del ventanal que daba al patio interno para aprovechar la luz natural que ingresaba por la misma
No pude evitar que mis ojos se pegaran nuevamente al trasero perfecto que se dibujaba enfundado en esas calzas negras que se le enterraba naturalmente entre sus glúteos, como así también, unas líneas blancas en su piel, por el sostén de su traje de baño que se mezclaban en su espalda entre los breteles del corpiño y los de la remerita sin mangas que usaba esa mañana, para perderse bajo sus renegridos cabellos
Era sin dudas una apuesta fuerte, era mi superior inmediato, y no dejaba de ser un mocoso a sus ojos, ella al menos tenía una decena de años más que yo
Y fui con todas las ganas, decidido, la abordé por la espalda, la apreté tomándola por sorpresa, muy fuerte, mi nariz se pegó a su nuca para embriagarme con su rico perfume
Que haces Sergio? acaso estás loco?
Ella recriminó casi de inmediato, pero no se inmutó en su posición y solo me permitió avanzar, sentí su culo retroceder provocativamente por instinto, donde yo le refregaba entre ropas, mi verga dura, una de mis manos pasó al frente, a sobarle discretamente las tetas, por sobre el sostén y por sobre la remerita, la otra, fue directo entre sus piernas, y noté su animal oculto que trataba de erguirse por mis estímulos, pero las prendas ajustadas se lo impedían, ella gimió y de repente la carpeta calló al piso y las hojas volaron libres por doquier
Era muy estimulante, pero ella se separó y sentenció
Basta! esto es una locura! no voy a tirar a la basura mi carrera por culpa de un pendejo como vos
Y solo se retiró meneando el trasero y repiqueteando sus finos tacos, para encerrarse en el antiguo baño de ese piso desolado. No supe que hacer, me sentí desubicado, hasta que decidí ir por todo, tras sus pasos
Abrí la puerta de golpe, Nancy se había bajado las calzas y la tanga, de pie se masturbaba cerca del lavabo frente a un arruinado espejo, era muy loco, solo cerré la puerta y creo que no hicieron falta las palabras
Ella se recostó sobre el lavabo, y fui a arrodillarme entre sus piernas, su pija era envidiablemente gruesa, cerré los ojos y empecé a chupársela, muy rico, muy profundo, muy dulce, con ganas, como me hubiera gustado que alguna vez la perra de Judith me la hubiera chupado a mi
Nancy gemía, ella me tomaba por la cabaza y me mantenía sometido con su sexo dentro de mi boca, sin dejarme escapar, asfixiándome
Dale! dale! es lo que querías de mi? te gusta?
Sus palabras eran cantos de sirenas para mis oídos, y de pronto la sentí venir, no sabía que esperar de esa situación pero lo cierto que cuando ella estuvo a punto, me tomó con más fuerza por detrás de mi cabeza, y para ser honesto, yo no se si quería salir
De repente como la lava de un volcán, incontenible, avasallante, su leche invadió mi boca con una fuerza inusitada, su sabor era delicioso, y empecé a tragar con una erección terrible entre mis piernas
Nancy solo eyaculaba una y otra vez, en cantidades llamativas y era más rápido de lo que yo podía tragar, por lo que su semen empezó a escurrirse entre mis labios y a chorrear por mi piel, hasta que todo fue mermando para llegar a un tranquilo descanso
Ella entonces se sacó los zapatos con premura, luego la calza, para sentarse y recostarse sobre el viejo lavabo que pareció crujir bajo su peso, levantó las piernas y sentenció
Dale! sacate las ganas!
Me incorporé, desnudé mi pija y se la metí de un solo golpe, con la misma facilidad que se la metía en la vagina a Judith, solo que acá se sentía diferente, mas apretadito, mas sequito, pero me las arregle para metérsela hasta el fondo y arrancarle un gemido, su verga ya en reposo estaba hacia un lado pero igual era intimidante, se había desnudado un poco los hermosos pechos, me beso, y aun tenía en mi boca su sabor, y solo no pude, era demasiada calentura y fui precoz, se lo llené de leche, al punto que ella exclamó con evidente frustración
Ya está? eso es todo? qué rápido…
Pero antes que pudiera responder, Nancy ya había dado por terminado el juego, se cambiaba nuevamente y se arreglaba el maquillaje y los cabellos frente al espejo para sentenciar
Esto nunca ocurrió, esto será nuestra secreto, entendido? si yo pierdo este empleo por tu culpa, terminaré trabajando como puta en la calle, y en cuanto a ti, bueno… que diría tu novia, o tus compañeros de oficina si supieran que me chupaste la pija…
Y el mundo siguió girando, para Nancy, nada parecía haber ocurrido, seguíamos en el rol jefe empleado, como siempre, pero yo me estaba muriendo por dentro, en deseos, en otra oportunidad, y cada vez que cogía con mi novia, yo pensaba en ella, cada vez que quería dársela por el culo y Judith me lo negaba, solo pensaba en ella, y cada vez que me chupaba la pija, yo solo me daba cuenta de lo mal que lo hacía
Llegaría un inolvidable suceso en el mundo, el covid, la pandemia, y con eso cambiaron muchas cosas, y se pusieron en jaque demasiadas situaciones, tuvimos que reaprender, desafiar los desafíos, salir de la zona de control, algunos compañeros de oficina enfermaron, llegaron los encierros, el trabajo a distancia, y todo lo normalmente aceptado se puso de cabezas
Empezamos a trabajar desde casa, cada uno en la suya, y nos conectábamos solamente por la pc, por teléfono, y tuve que afrontar una inesperada convivencia en Judith, donde empezamos como Romeo y Julieta y terminamos como perro y gato
Nancy me daría una inesperada puerta de escape, el mundo empezaba a mejorar poco a poco, y me dijo que fuera a su casa, era cierto que no todo podía hacerse por medio de una pc y Judith, irónicamente me dijo que tuviera cuidado ‘con mi jefa, que no le diera la espalda’, jamás imaginó nada de nada
Viajé quince minutos en coche, llevé unos chocolates como para pasar el rato, me hacía muchas ‘películas’ en mi cabeza porque jamás me había olvidado de esa mañana en el archivo, y no sabía si ella lo había hecho, tal vez fuera solo trabajo, pero tal vez no…
La cosas quedarían claras al momento en que ella me abrió la puerta de su casa, lucía un vestido negro ajustado, muy corto, sus piernas perfectas se marcaban en unas medias de red demasiado sugerentes, tacos altos, bajo el vestido se dibujaba una less diminuta y lo marcado de los pezones me dejaba saber que no llevaba sostén
Solo entrar, ella casi acorralándome me dijo
Sergio, mi hermoso pendejo, no soporto más este encierro, sabes cuantos meses hace que no tengo sexo? te voy a dar la cogida de tu vida
Casi me arrastró al dormitorio, los chocolates habían quedado de lado, casi como una orden de oficina me dijo que me desnudara, mientras ella dejaba el vestido y los zapatos de lado, para comprobar que las medias, en verdad eran parte de un bodi que la hacía lucir espectacular, observé sus enormes tetas desnudas, en un blanco marcado haciendo resalte contra el cobrizo bronceado de su piel, luego se sacó al tanga, su verga estaba enorme, no dejaba de impresionarme, se sentó sobre la cama con las piernas abiertas, recostada sobre la pared, me dijo que fuera con ella, fui de lado, me tomó la cabeza y me la enterró sobre su verga, empecé a chupársela, como la vez en anterior, me acariciaba los cabellos y miraba extasiada lo que yo estaba haciendo en ese momento, y nuevamente no me liberaría de su prisión, hasta venirse en mi boca, solo que está vez, dejé el semen caliente correr por su tronco y por sus bolas depiladas, mientras con mi mano jugaba con todo esa situación
Ella me recostó y vino directamente a cabalgarme, sus cabellos renegridos acariciaban mi pecho y mis manos se llenaban con sus pechos, enormes, blancos como la nieve, perfectos, mientras su rostro me regalaba postales de placer
Giró sobre si misma, a seguir cabalgándome, solo que ahora me daba la espalda, veía su enorme trasero moverse, con un diminuto triángulo marcado por el sol, observando como se comía toda mi verga por su dilatado trasero, y esta vez tardaría más, pero no demasiado, volvería a sentirme precoz, como esa mañana en el trabajo
Pero ella, esta vez, tenía toda la jornada para mi, me pidió que me pusiera boca abajo, trajo unos aceites para darme unos ricos masajes, me dijo que me relajara, que cerrara los ojos, empezó por mi espalda alta, por mis hombros, ella estaba sobre mi, montada, se sentía muy rico, muy perfumado, luego bajó un poco sobre mi espalda baja, para seguir hacia mis glúteos, yo sabía donde iba, no quería, pero la curiosidad me podía y no quería evitarlo
La sentí colar un par de dedos por detrás, dolió un poco, pero no era nada a comparación de lo que vendría
Nancy en verdad tenía una verga demasiado gruesa y mi trasero era virgen, la consecuencia era más que obvia, creí que me rompería todo el intentar meterla por ahí, en verdad dolió, ni el lubricante era suficiente
Nancy me tenía dominado, estaba por debajo indefenso, dejó caer suavemente el peso de su espalda y la sentí apoyar sus ricos pechos en la mía, su respiración llegó a mi oído derecho, me susurró que me tenía muchas ganas y al mismo tiempo también dejaba caer lentamente sus caderas sobre la mías, cerrando el espacio que había entre ambos, donde la punta de su pija estaba anclada a la entrada de mi recto
Empecé a gritar, dolía mucho, pero me gustaba
Ella pasó uno de los brazos por debajo de mi garganta, como ahorcándome al tiempo que se dejaba caer por completo, ya estaba toda adentro…
Ella me la dió con rudeza, y mis gemidos le encantaron, me apretaba la garganta al borde de la asfixia, sentía todo el placer en mi trasero, me rompía todo, y ya, la sentí acabar en mi interior
Pero la cosa no terminaría ahí, me puso en cuatro y me nalgueó con violencia, y siguió martillándome, ahora se sentía un ‘chac chac’ rítmico en cada embate, pues toda nuestra intimidad estaba regada con su leche, y la maldita solo volvió a hacerlo, por segunda vez
Entonces me giró, me levantó la piernas y otra vez adentro, mientras me acariciaba las bolas y la verga y yo me llenaba la vista con el vaivén de sus tetas
Esta vez no acabaría nuevamente, solo saldría y empezaría a chupármela con locura, comiéndosela toda, hasta al fondo, eso si que era saber chuparla! si hubiera estado presente Judith tal vez hubiera aprendido
Llegué en su boca, y al igual que yo, dejó caer mi leche por mi sexo, sin quitarme los ojos de encima, luego vino a mi lado y me dio el beso más grande y más loco que me hubieran podido dar, llenó de sabor a mi
La pandemia llegaría a su fin y vendría una nueva normalidad, habíamos cogido mucho en esos días clandestinos, pero el regreso a la oficina suponía un escollo, no podíamos normalizar lo que estaba sucediendo, pero cada vez que podía, le pegaba una hermosa chupada de pija
Mi relación con Judith estaba terminada, discutíamos mucho y yo no podía explicarle que tenía sexo con mi jefa, que me gustaba hacerlo con ella y que para mi, nuestra relación estaba en segundo plano
Había entrado en una nueva zona de confort, Judith era pasado y Nancy me enloquecía en secreto, pero no duraría demasiado tiempo
Nancy me lo dijo personalmente, había pedido un traslado, no solo de oficina, sino de edificio, muy lejos, donde ya seríamos dos extraños
Sus últimas palabras fueron algo así como ‘no podemos seguir así, en una historia clandestina, porque seamos honestos Sergio, te encanta mi pija, pero nunca tendrás el valor de asumirlo en público, y yo no puedo seguir así, me duele, y temo enamorarme’
No mucho más, seguí solo mi camino, no hubo manera de hacerle cambiar de idea, parte de mi vida, una vida que me tocó vivir

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