En la barra del pub, David y Nizia se encontraron conversando, compartiendo historias y risas. Ella lucía impresionante en su minifalda negra de terciopelo, ajustada a su cintura, medias de nylon negras y botas elegantes de cuero negro con tacones altos de 10 cm. Su camisa blanca de seda, delgada y transparente, revelaba un diminuto sostén negro de encaje debajo, con detalles de flores bordadas. El cinturón de cuero negro ceñía su cintura, resaltando su figura. Un collar de perlas negras adornaba su cuello.
David no podía dejar de mirarla. Con su pantalón azul oscuro de tela gruesa, camisa verde de seda escotada sin camiseta interior, y cinturón de cuero marrón, era el epítome de la masculinidad. Su torso velludo y la cadena plateada con un crucifijo en el cuello llamaban la atención de Nizia. Su reloj de cuero marrón completaba su estilo elegante.
Mientras conversaban, Nizia se inclinó para ver la cadenita, y David la besó tiernamente, y sus labios se fundieron en un beso húmedo y apasionado. Sus lenguas giraban en redondo, mientras sus manos exploraban cuerpos ansiosos. Nizia se excitaba con el torso velludo de David.
Después de un rato, Nizia se levantó para ir al baño. Sin que David se diera cuenta, se quitó el sostén, dejando su camisa blanca de seda transparente sin nada debajo. Cuando regresó, David notó la diferencia y se sintió atraído aún más hacia ella.
Decidieron salir. En el radio taxi, David la besó fogosamente, acariciando sus pechos sobre la tela delgada. Llegaron al departamento de David, y en el ascensor, se miraron en el espejo, besándose con pasión.
En el sofá, Nizia se quitó la chamarra de cuero negro y David su blazer azul oscuro. Mientras se sentaban juntos, David le sirvió una copa de Whisky y se sirvió otra. Sus labios se entrelazaron, y David desabotonó la blusa blanca de seda, revelando sus pechos desnudos.
La pasión se desató. David succionó sus pechos con deseos incontenibles. Ella le quitó la camisa, revelando su torso velludo. Nizia comenzó a besar su torso desnudo, y David sintió un éxtasis de pasión.
En el dormitorio, se despojaron de todas sus prendas y se acostaron desnudos entre sábanas de seda blanca. Hicieron el amor con una entrega total de pasión, fogosidad y amor. Sus cuerpos se entrelazaron, moviéndose en perfecta armonía.
David la besó en el cuello, y Nizia gimió de placer. Él la penetró profundamente, y ella se arqueó hacia él, buscando más. Sus movimientos se volvieron más intensos, más apasionados. La lujuria los consumió.
Después, fumaron un cigarro, descansaron y se durmieron desnudos, recordando el apasionado encuentro. La mañana siguiente, se despertaron abrazados, con la misma pasión que los había unido la noche anterior.
Nizia se levantó, se puso una bata de seda blanca y se dirigió a la cocina. David la siguió, vestido solo con sus calzoncillos. Juntos, prepararon un desayuno íntimo, disfrutando de la mañana juntos.
Mientras comían, Nizia se dio cuenta de que había olvidado su ropa en el sofá. David se ofreció a traérsela. Al regresar, Nizia se rió al ver a David con su minifalda negra y su camisa blanca de seda puesta, imitándola. Ella se unió a la risa, y juntos, se vistieron nuevamente, listos para enfrentar el día.
Antes de salir, David la tomó en sus brazos y la besó apasionadamente. “Te amo”, le susurró. Nizia sonrió