“Chico del Tinder”

En aras de explorar esta App y ver que tan fácil era conseguir un pito caliente, abrí mi perfil. Y rayos, creí haber encontrado al sujeto mas suculento que podías imaginar, como era de esperarse nos pasamos el WA y por ende unas fotos muy cachondas. Yo recibí una foto de su verga, bella, grande y venosa acompañada de un cuerpo musculoso y delicioso. Sin mas acordamos vernos en la noche, lo recibí en mi departamento. Para mi puta sorpresa el tipo no se parecía mucho al de las fotos, lo cual me decepciono pero mi calentura me susurro al oído que lo dejara pasar.
Después de horas platicando (lo cual debo confesar ya me tenia aturdida), por fin se animo a entender mis indirectas y me empezó a besar. Aún tenía el consuelo de encontrar esa verga enorme que vi en fotos, fue lo que me permitió llegar hasta aquí pero que creen?
Fui por ella, la quería, la necesitaba pero al tomarla entre mis manos y después confirmar con mi vista, era flaca y pequeña pero era tal mi calentura que estaba dispuesta a dejarlo probar sus habilidades; total, el cachondeo previo me estaba gustando, sabia tocar puntos cruciales, sabías lo que hacia ese flaco pito chico.
Su juego fue bastante bueno que termine diciéndole al odio que me metiera su verga porque la necesitaba, el estaba extasiado. Lo sentí, ¡¿Cómo era posible?!, ¡¿Cómo?!, que con esos cuantos centímetros estuviera así; me retorcía, estrujaba mis sabanas, quería gritar como loca, no quería que parara jamás.
Duramos horas, ese chico parecía no venirse nunca, hasta que por fin, caímos los dos, sudados, cansados pero muy contentos por lo que logramos juntos. Eso hizo que me dieran ganas de dejarlo dormir esa noche conmigo, pensando en que podíamos aventarnos una cogida matutina de maravilla. ¿Porqué no empezar el día así?

Lo creí buena idea, al despertar ya era otra “Lola Roja”, lo vi y supe que pese a ese tremendo revolcón, ya había saciado mi sed de ese cuerpo. No lo necesitaba mas, así que como pude lo invite a seguir con su vida.