Desde muy joven me gustó ser observada por los hombres, recuerdo que desde antes de entrar a la universidad en el transporte público nunca faltaba quien mirara con insistencia mis pechos o mis piernas,
cómo descubrí el fanatismo o nifomanismo por serle infiel a mi padre de parte de mi madre, quien recurre a hombres mayores y menores a ella entre esos amigos de mi papa,