Estaba de novia con mi tercer novio. Con los dos primeros lo único que hice fue que me masajeen las tetas y el segundo un poco el culito, pero este era muy “sexual” y de a poco me introducía en un mundo que yo no conocía a los 20 años (tomemos en cuenta que fue en 1972). Me iba a buscar a la facultad todas las noches y me acompañaba a casa. A veces me salteaba una clase y salía antes para poder refregar nuestros sexos en un paredón. El se recostaba contra el paredón de una fábrica y yo me ponía prácticamente arriba de él. Me desabotonaba la camisa y abría mi corpiño, que a propósito yo compraba con cierre por delante como las que dan de mamar y me chupaba las tetas y los pezones me los dejaba duros como una verga caliente. Me subía la mini que yo usaba como pollerita y ponía su pija entre mis muslos y yo los refregaba para sacarle la mayor cantidad de leche posible, que caía prácticamente al piso. Después él me enseñó a bajar un poco la bombacha para que la leche caiga ahí y cuando yo llegaba a mi casa me iba directamente a bañar y a lavar la bombacha para que mis padres no sospechen nada.
Una noche muy oscura él me paseó su pija por mi conchita en vez de ponerla entre los muslos como siempre y yo me calenté terriblemente, mis jugas me inundaron y caían sobre su pija. Tanto fue la cosa que entre mis jugos y su leche era una inundación y sin querer “queriendo” él me penetró mi conchita virgen y ahí hubo también una mezcla de sangre, leche y jugos femeninos. Toda una experiencia.
Después de eso me llevó el fin de semana a un hotel y me cogió sin parar tres horas seguidas y yo me di un empacho de pija en mi conchita y en mi boca y entre mis tetas. Lo único que no me tocó fue mi culito. Dijo que eso merecía otro tratamiento.
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