De Hombre A Mujer

La transformación de Zunilda, víctima de bullying en la infancia, y su reencuentro con el narrador años después. Su relación evoluciona hacia una dinámica de pareja compleja, marcada por la dominación y la exploración sexual, llevando al narrador a aceptar un rol femenino. La trama se adentra en sus encuentros y fantasías, revelando una dualidad en sus identidades.

INTRODUCCION

Zunilda era una compañera de esos días de estudios primarios, solo que no era una mas, ella era en extremo regordeta, era la más alta de las niñas y sufría de la crueldad del resto, los apodos le sobraban, en especial la ‘niña ballena’ un mote que la acompañaría por mucho tiempo y que lastimaba sus sentimientos
Era otra época, nadie hablaba de bullying como en estos tiempos, y ciertamente ella era una chica que hasta se tornaba desagradable, entiendo el dolor por las burlas punzantes, ella era introvertida, siempre con los dedos en la boca, comiéndose las uñas, y una baba persistente de sus labios, por lo cual, aunque en menor medida, también la llamaban ‘la babosa’
A veces, hasta las propias maestras hacían mofa de la pobre Zunilda, quien no tenía más remedio que bajar la mirada y contener las lágrimas
Yo también era parte del grupito de abusivos dialéctico, aunque yo lo hiciera más por miedo que por placer, porque yo sabía que de no haber existido esa chica en nuestro curso, yo hubiera sido el centro de burlas, el segundo en la lista, porque tenía muchas cualidades para estar en ese maldito podio de indeseables, mi marcada tartamudez, mis lentes de aumento con grueso marco negro y el corte de cabellos ‘tipo taza’ que tanto odiaba y que tanto amaba mi madre
El apodo de ‘marciano’ se me había pegado, y mientras más me dolía, más me lo recordaban
Así pasaron nuestros días, nunca fuimos amigos, pero creo que de alguna manera, pudimos sentir en carne propia los pesares compartidos, hasta que solo crecimos y el final de los estudios primarios cerró una etapa en nuestras vidas…


AÑOS DESPUES


Un par de décadas habían pasado, ya usaba lentes modernos, con marcos más finos y vidrios pulidos, también usaba el cabello a la moda, con una linda barba pelirroja que se tornaba rubiona a través del sol, aun arrastraba la tartamudez de la infancia, pero ahora era mucho más disimulada, aun no formaba pareja y tenía un puesto muy buen remunerado en una prestigiosa entidad bancaria, había pasado por algunos puestos y en esos días estaba en atención al público, en la parte crediticia
Y el destino volvería a cruzarnos, aunque yo nunca la reconocería, una chica de largos bucles rubios que caían por su espalda casi hasta su cola, con una camisita celeste entallada marcando una escueta figura y unos sugerentes pechos, recuerdo que tenía un pantalón negro con detalles en dorado, muy ceñido, marcando curvas llamativas y unos zapatitos tacos altos que repiquetearon hasta mi escritorio cuando había llegado su turno
Venía por un préstamo, en verdad, por una constancia de cancelación de un antiguo préstamo, le pedí su DNI y su nombre, y cuando me dijo Zunilda Peralta, dejé de teclear en la notebook para mirarla por encima de los lentes
No podía ser ella, tenía el mismo nombre, pero no, no podía ser ella
Saqué el tema, de sus estudios primarios, de su grado, si tal vez…
Si – ella dijo mientras esbozaba una escueta sonrisa – Walter cierto? aun tartamudeas un poco!
Y solo se dio un corto diálogo improvisado mientras hacíamos su trámite, es que estaba hermosa, como en el cuento del patito feo ella se había transformado en un cisne, y cuando se retiró dejó su perfume impregnado en el sitio y mis ojos no pudieron más que perderse en el perfecto vaivén de sus caderas en retirada.
Por suerte, me hice consciente de que en la base de datos de banco, estaba toda la información que necesitaba sobre ella
La llamaría al día siguiente, fui directo y le propuse encontrarnos por unos tragos, a recordar de nuestros días, y si bien dio algunos rodeos, terminó aceptando
Esa tarde en el bar volvería a verla con incredulidad, llegó con una falda corta, con sus esbeltas piernas desnudas y bronceadas, dejándome conocer unos sugerentes tatuajes, era increíble…
Saque el tema de nuestros días de infancia, pero ella odiaba esa época y prefirió que nos concentremos en lo que había pasado a partir del último día que habíamos compartido aula hasta el presente
Fue cuando me contó de todo un poco, era muy parlanchina, superada, y me di cuenta que tanta humillación en la infancia solo había forjado una leona, Zunilda dejaba ver un férreo carácter y casi que monopolizaba la charla
Me dijo que odiaba ese pasado, y tiempo después se metió en un gimnasio, y poco a poco modeló la mujer que hoy era, y esa mujer que veía, las burlas de la infancia le habían hecho capas y mas capas de protección y defensas y no solo había afilado su cuerpo, también sus defensas, por lo cual podía ser muy hiriente al hablar
Me dijo que estaba saliendo de una complicada relación de pareja, según sus palabras, el hombre con el que estaba nunca se había moldeado a sus pretensiones, y hasta me confesó algunas infidelidades de su parte.
También hablamos un poco de mi, me dijo que estaba cambiado, aunque siempre conservaba el brillo de los ojos de aquellos días y obviamente, algún deslice en mi dicción, pero que ya casi no se notaba
Una cosa llevó a otra, nuevas salidas, nos ‘re’ conocimos, nos ‘re’ encontramos, nos cruzamos en la cama y sin imaginarlo terminamos formando pareja para convivir bajo el mismo techo

LA CONVIVENCIA


La convivencia con Zunilda iría cambiando poco a poco, lentamente, casi sin darme cuenta, habíamos empezado un cincuenta y cincuenta, pero ella fue inclinando la balanza hacia su lado, tal vez por esa actitud dominante tan marcada que ella tenía, tal vez por mi pasividad e intromisión que mantenía aun desde la niñes, pero en algunos años, era ella quien hacía y deshacía todo a su voluntad, a su manera y un poco pude ponerme en los zapatos de su ex y entender el motivo de la separación.
Es que con ella, todo era como decía ella, o no era nada, Zunilda casi no daba lugar a discusión, a planteos, y jamás reconocía un error, siempre buscaba en terceros a los responsables de los fracasos de sus decisiones
Y yo la amaba, era muy buena en la cama, y estaba tan cegado a ese amor que poco a poco sucumbí a sus dominios, como un títere, ella movía los hilos invisibles que manejaban mi vida
Y en algún punto me resigné a su sofoco, a su dedo índice dictatorial, y las cosas se hacían a su manera, ‘veinticuatro siete’, tanto fuera de la cama, como dentro de ella
Y es que Zunilda, parecía decidida a abrir nuestra pareja, un tanto aburrida de la rutina, del día a día, y de la monogamia y de la fidelidad, ella jugaba un juego peligroso de insinuaciones, directas o indirectas y no le incomodaba en seducir a terceros con esa forma ‘inocente’ que tienen las mujeres para hacerlo, aunque solo fuera para tantear mi reacción
Solo había un detalle, para ella, el abrir la pareja solo implicaban otros hombres ya que en su mente, no había otras mujeres

LA PRIMERA VEZ

La primera vez llegaría después de un momento demasiado incómodo, llegaba fin de año y había una cena de despedida de año del banco donde yo trabajaba en esos días, algo muy usual, como agradecimiento de un nuevo año que se cerraba, era costumbre, empleado y acompañante
Zunilda se había comprado un vestido pegado al cuerpo demasiado llamativo para mi gusto, le resaltaba cada detalle de sus apetecibles curvas, donde se le marcaban los pezones y hasta la tanga que tenía enterrada en el culo, con unos zapatos de tacos tan altos que incluso me pasaba por varios centímetros, era esa imagen despampanante que al verla, cada hombre quisiera llevarla a la cama y cada mujer la mirara con envidia, con un pensamiento común, una puta y un cornudo
Con el correr de las horas, la fiesta, el baile, la diversión fue en aumento y el estado de embriaguez de mi mujer aumentaba en la misma forma que aumentaba mi enfado con la situación, es que estaba rodeado por todos mis compañeros de trabajo, y toda la jefatura, y lo que ella hacía era solo hundirme poco a poco, en una situación cuyos rumores correrían día a día sin solución de continuidad
Cerca de las cuatro de la mañana, ella estaba tan borracha como puta, y se le había pegado con demasiada naturalidad a uno de los patovicas que custodiaba el lugar, un tipo de casi dos metros de altura, tan ancho de espaldas que apenas pasaba por la puerta
Y no me pregunten como sucedió porque aun hoy en día ni yo mismo encuentro la respuesta, pero cuando levantaba el sol por el horizonte en inicio de un nuevo día, ese tipo, mi mujer y yo, estábamos en su departamento, en su dormitorio
Zunilda como siempre tomaría la delantera, y no la intimidó en absoluto desnudarse ante un extraño y ante su esposo al mismo tiempo, el juego de a tres que tanto había imaginado al final se concretaba, y así intentamos que sucediera, pero no tardaría mucho en darme cuenta de que yo sobraba en esa ecuación, es que ‘ellos’ parecían demasiado interesados en ‘ellos’ y en poco tiempo quedaría marginado del supuesto trío
Así que solo me tocó observar como el le comía la concha, como ella le comía la pija, como se la cogía, como se la daba por el culo y como sus manos pecadoras recorrían la piel del amante de turno
Solo me tocó escuchar los gemidos de mi mujer, que lastimaban mis oídos, notar como ella se abría toda para lograr la penetración más y más profunda, y sentir en carne propia como otro hombre la llenaba de gozo
Y también me tocó sentir el placer de Zunilda, y entender cuando me miraba mientras él se la cogía, que ella solo había querido eso, que yo la mirara en brazos de otro
Pero aun faltaba la frutilla del postre, porque al final de la historia ella se la chupaba muy rico, muy profundo, acariciándole las bolas, y viendo que yo observaba, mi mujer solo se estiró a mi lado, me tomó por la nuca y me dió un profundo beso se lengua, con sabor a su amante, y pareció excitarse mucho con eso, al punto que volvió a chupársela un rato para volver a besarme tan profundo como antes, o más, marcando terreno, como siempre lo hacía
Y cuando el eyaculó en forma eterna y gloriosa en su boca, llenándosela de leche, su lengua, sus labios, su rostro, ella no dudo en volver a la carga, en un beso eterno con sabor a semen, el semen de su puto amante, que ahora me obligaba a degustar con ella, al punto de largarse a reír al notar en mi rostro la perplejidad por el líquido pegote que tenía en mis propias papilas gustativas
Volveríamos a casa tiempo después, ella estaba satisfecha, se notaba en su rostro, y yo enfurecido, se notaba en el mío
Pero el problema real que yo tenía y no me animaba a asumir, tal vez no era lo que había sucedido en la fiesta, ni que se acostara con ese tipo, ni que fuera en mis narices, ni siquiera el hecho de que me hiciera probar su semen, no, tal vez lo que me enfurecía conmigo mismo, era que me negara a asumir que la situación me había gustado demasiado, y que cuando probé el sabor de otro hombre de los labios de mi mujer, sentí una inconfesable erección entre mis piernas, tal vez, como nunca antes había sentido

DIAS DESPUES

Obviamente habría un antes y un después de ese amanecer, habíamos pasado una delgada línea y las cosas ya nunca volverían a ser como antes, Zunilda había cumplido un deseo y después de esa primera vez, habría muchas veces, además, y lo peor de todo, era que a mi, contrariamente a lo normal, me había gustado demasiado
Llegaría Marcelo, un tipo que cruzamos en un boliche, Mario, alguien que ella había conocido en la calle, Octavio, un negro pijudo al que le habíamos comprado un celular y así, la situación de probar de los labios de mi esposa, el sabor a pecado de los distintos amantes de turno se hizo nuestra mayor perversión
Y como todo en la vida, fue perfecto hasta que se transformó en rutina, y con ello, la necesidad de probar nuevas cosas
Todo empezó como una broma, un día como cualquiera, Zunilda había tomado una ducha, y luego sería mi turno, ella había dejado sus prendas sucias tiradas a un lado y tuve la tentación de probarme la tanga negra que ella se había sacado, me miré al espejo y solo salí para que ella me viera como me quedaba
Por la noche hicimos el amor con esa imagen en la mente, incluso ella me chupó la pija efusivamente mientras me colaba un par de dedos por detrás, haciendo mi eyaculación demasiado efusiva
Empezarían los cambios mas profundos, mi mujer me depiló por completo, piernas, cola, pubis, pene, testículos, ano, como una niña
Empezamos a subir fotos mías vestido de nena, sin mostrar el rostro, en sitio como este, me gustaba ser su chica de closet y ella se calentaba interactuando con situaciones que en verdad nunca se harían realidad
Empecé a hacer una exigente rutina diaria de sentadillas y demás ejercicios para formar mis piernas y mis glúteos para jugar esa dualidad de ser un caballero en mi empleo y una mujercita en la intimidad
A todo esto, ella seguía cogiendo con extraños ante mi pasividad, y mientras más pasaba el tiempo, más me mimetizaba con su rol de mujer

LOS JUGUETES

Poco a poco, ese mundo de mujer se me hizo propio, me calentaba mucho usar sus medias de red, alguna falda, ropa interior femenina y hasta diría que disfrutaba más cuando Zunilda me acariciaba el esfínter que cuando lo hacía sobre mi pija
Me hice su modelo personal, los roles se habían invertido y era ella quien me tomaba fotitos indecentes vestida de nenita, me calentaban muchos los comentarios de los machos, los que se la querían coger a ella, pero más los que me querían coger a mi
Me iniciaría con un plug anal que en verdad era de mi mujer, como la mayoría de las cosas, nunca se lo dije, pero quería saber que se sentía, solo una vez se lo tomé a escondidas y lo usé en la jornada del banco
Sería muy excitante, atendiendo a distintos clientes, llevando escondido el secreto en mi cola, y en mi cabeza
Algún tiempo después, Zunilda me haría probar uno de sus vibradores, sentí como me dilataba y como me penetraba, empezarían los juegos y esas vergas de juguete poco a poco se me harían adictivas
Como todo en nuestro mundo íntimo, cada cosa nueva que probábamos se hacía un camino sin retorno
Solo faltaba una cosa, hacerlo con una verga de verdad…

EL PATO

Los juegos con otros hombres eran solo eso, juegos, palabras calientes que no pasaban de ahí, o si pasaban, eran por tipos que a mi mujer les resultaban atractivos y solo quería tirárselos, en mi presencia, como siempre
Pero en verdad yo estaba mucho más cambiado y ese lado femenino se notaba cada vez mas, incluso muchos hombres se sorprendían al verme vestido de mujer mientras se tiraban a mi esposa
Con Patricio Quintaba habíamos interactuado un par de veces a través de una computadora, un moreno con una verga gruesa y llamativa, que en principio solo sería eso, palabras sin mucho mas
Cuando esa tarde nos encontramos en un cuarto de hotel, aun no sabía lo que me esperaba, porque ellos lo habían ideado a mis espaldas
Zunilda le chupaba la verga muy rico y me pidieron que me vistiera ‘de nenita’, era algo que había hecho muchas veces, me puse una colaless hilo dental, medias de red, pollerita, ya saben, y solo trataba de contener la marcada erección que tenía entre las piernas, y sentía el fino cordel de la tanga acariciar mi afiebrado esfínter que ya a esa altura moría en deseos
En algún punto, Patricio, ‘el pato’, me empezó a adular, que estaba muy linda, que incluso era más atractiva que Zunilda y que tenía muchas ganas de romperme el culo
Ella y yo cambiamos de lugar, mi mujer se sentó a un lado y yo fui en cuatro sobre la cama, pato levantó la pollerita, corrió el hilo de la tanga y presionó con la bese de su dedo pulgar sobre mi esfínter, lo sentí latir en deseos
Me recliné aun más, sacando culo receptivo, en la forma en que una mujer lo hace, mi cara sobre el colchón estaba de lado, observando a mi esposa que se empezaba a masturbar con lo que veía y me dejé llevar
Era gruesa, dolió al principio, incluso me obligó a cerrar los ojos con fuerza perdiendo el contacto visual con Zunilda
Primera vez? – adivinó pato a mis espaldas – que rico! amo romper culitos vírgenes de mariquitas!
Esas palabras resultaron tan ofensivas como excitantes, ‘mariquita’, era cierto, me estaba haciendo una mariquita…
Y solo me aferró de las ancas para metérmela toda, lo sentí venir, y en la habitación solo resonaban los huesos de sus caderas machacando una y otra vez contra mis nalgas
Yo gemía sin intención, pero no podía evitarlo, es que me gustaba demasiado
El cambió, me recostó de espaldas y volvió a la carga, ahora mi vista me dejaba ver su pecho musculoso y sus brazos tatuados, donde miles de gotas de transpiración eran testigo de lo que estaba ocurriendo
Zunilda nos alentaba, sentía su placer mientras ella no dejaba de tocarse, mientras esa verga hermosa hacía su trabajo en mi trasero
Pato entonces la sacó y la apoyo sobre la mía, una contra la otra y empezó a masturbarnos a ambos al miso tiempo, sintiendo el roce continuo de la suya sobre la mía, y solo ya no pude con tanto placer, nunca había vivido algo así, y solo eyaculé con fuerzas, y el me siguió casi al mismo tiempo
Mi sexo, mi vientre, mi pecho, quedaría todo nevado con nuestra mezcla de jugos, empecé a jugar con mis dedos sobre el semen, era rico, mi mujer no dejaba de tocarse y para completar la escena, Pato vino de lado, arrodillado sobre la cama, sobre mi rostro, para que se la chupara un rato antes de terminar el juego

EL PRESENTE

Creo que hoy en día, soy hombre de día y mujer por la noche, es excitante vivir permanentemente en una peligrosa y excitante dualidad, y me excita vestirme de nena y gozar como nena, y lo más glorioso es poder compartir esta dualidad con Zunilda, el amor de mi vida
Tomarnos fotos en lencería, con su conchita dilatada, con mi culito abierto como una mariquita, posar para hombres, y tomar diferentes roles, ser mujer para mi mujer ante algún macho, o tan solo ser observador para su placer, y en lo mejor de los casos, armar parejitas cómplices, un hombre para ella, un hombre para mi
Termino estas líneas con deseos de que te gustaran, de ser así, mandame fotos de tu verga dura, y quien te dice, tal vez sea el principio de algo muy lindo


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