Descubrimiento: Soy Multi-Orgiástico

Descubrí el placer de masturbarme un día por mera casualidad siendo casi niño, no sabía que eso que yo hacía se llamaba masturbarse. A lo largo de mi vida, todo lo que sé de sexualidad lo aprendí por curiosidad y sin la guía de nadie. Soy de la época previa al internet y cuando descubrí el porno por la web mi forma de mirar el sexo cambió. Encontré un consolador y me decidí a probarlo en mi culito, lo que me llevó a experimentar un placer indescriptible. ¿Qué más descubrí en ese manantial que desafió mis ideas sobre mi sexualidad?

A lo largo de mi vida todo lo que sé de sexualidad lo aprendí por curiosidad y sin la guía de nadie. Soy de la época previa al internet y cuando descubrí el porno por la web mi forma de mirar el sexo cambio, pero lo más impactante fue darme cuenta que yo había experimentado ya algunas cosas y pensaba que era demasiada mala persona.

Descubrí el placer de masturbarme un día por mera casualidad siendo casi niño, no sabía que eso que yo hacía se llamaba masturbarse, si sabía que lo que salía de mí, eran espermatozoides que servían para procrear, pero jamás supe hasta que lo sentí, el placer que se lograba cuando expulsabas la lechita caliente de tu verga. Una vez, pensando en que podía durar tanto como yo quisiera, eyaculé y continué jalándome el pito hasta que miraba morado. En mi mente tan limitada, imaginaba que un día podría andar todo el día pegado con mi verga adentro de una vagina por toda la casa y que sería riquísimo.

Por las tardes, comencé a salir a correr al campo, era inevitable, estando solo en esos caminos, excitarme y busca cualquier refugio entre la maleza para desnudarme y masturbarme a diario. A veces, tomaba algunos caminos y de ida me masturbaba y al regreso no podía evitar volver a hacerlo. En esa época no había móviles, nada podía grabarlo, más que en mi memoria. En los pueblos de esa zona del país, muchos chicos hablaban de personas aficionadas a cogerse las hembras de los asnos, las chivas o incluso, vacas. Un día, en uno de esos paseos estaba una burrita ahí al alcance, se me paró el pito pensando en probar esa experiencia, me aseguré que nadie me viera, que estuviera solo, me acerqué ya con el garrote bien parado, me puse por delante de ella con la intención de que me viera y no se asustara, mientras con mi mano seguí acariciando mi verga, me fui recorriendo para atrás y lo juro, ni siquiera pude hacerle a un lado el rabo al animalito, ya estaba eyaculando. Me dí vergüenza y dejé que se fuera.

Poco tiempo, después, la actividad deportiva que hacía me llevó a ser reconocido como uno de los mejores en mi pueblo, eso me ayudó a que las chicas me buscaran, era atractivo para ellas y me permitió ir experimentando desde esa época final de la secundaria cada vez más en mi sexualidad con las mujeres. Me cogí formalmente a mi primera nena, en un paseo por el río del pueblo, una tarde, con mucho miedo de adolescente y sin saber si ella fue feliz o no, pero era el trofeo que yo necesitaba para presumir como adolescente. Poco a poco fue mas común tener chicas para mi. La preparatoria y parte de la licenciatura me permitió ir adquiriendo experiencia que poco a poco fui aplicando en ese terreno.

En unas vacaciones, ya estudiando la licenciatura, fui a mi pueblo y salí a correr como siempre lo hacía, al campo, esa ocasión me encontré un consolador (dildo) en una brecha que tomé. Estaba algo sucio, y se miraba un poco desgastado, lo que me hizo pensar que ya tenía algo de tiempo ahí tirado. Lo limpié con la mano como pude, pero era evidente que no bastaba. Me lo llevé esa tarde todo el camino y me desvié rumbo a un pequeño manantial, ahí lo lavé y lo dejé lo más limpio posible. El asunto era pensar para que lo querría yo, la verdad nunca había pasado por mi mente usarlo en mí, lo tenía más por morbo, por imaginarme todo lo que se había hecho con él, suponía que alguna chica. Ese día me masturbe con esa idea como 3 veces. No podía regresar con eso a la casa, así que lo escondí lo mejor que pude cerca del manantial, pero lejos del paso de la gente. Casi todos los días siguientes pasaba lo recogía y me masturbaba.

Esas vacaciones terminaron y ya no pude regresar a ese lugar hasta el siguiente año. A veces cuando iba en fin de semana o puentes pretendía darme un tiempo para pasar, pero luego se me atravesaba algo, una fiesta, partidos, otras cosas que hacer y terminaba dejándolo para la siguiente. En las vacaciones siguientes, retomé las rutas y decidí pasar por esos rumbos, ahí permaneció escondido, solo un poco mas desgastado por el paso de un año a la intemperie, lo llevé de nuevo al manantial y lo dejé lo mas limpio que pude. Por algunos días mas, continué con esa costumbre de ir a correr y llegar a masturbarme. Por ese tiempo, comencé a pensar en la idea de probarlo en mi culito, ¿qué se sentiría?, ¿no sería de gay hacer eso?, ¿sería como cuando penetré por el culo a la única chica que me lo había permitido hasta entonces, que tuve que usar mi saliva y aún así me lastimé un poco la verga? ese día me masturbé riquísimo de lo caliente que me puso la idea que estaba pensando.

A los pocos días, al salir a correr un amigo me entretuvo bastante rato, por lo que casi me oscureció, me fui directo por el consolador y decidido me acerqué al manantial para ver si estaba solo. A veces en ese punto había algunas personas que iban a bañarse, no había piletas ni nada, era como ir, darse el baño y retirarse. Estaba solo, ya estaba prácticamente oscuro. Me quité la ropa y me quedé en boxer “para bañarme”, estuve espiando un rato, esperando se hiciera un poco mas tarde. Luego de un rato, la verga la traía bien parada, medio me tapé con la misma hierba del lugar y las piedras y ahí acomodé el dildo lo puse un poco de saliva e hice un primer intento en insertarlo en mi ano. No pude, no me entraba, nuevamente, me llené de saliva el ano y el dildo e hice un segundo intento, sentí cómo poco a poquito comenzó a entrar, pero me dolía demasiado, apenas entrarían unos 3 cm, ni siquiera la cabeza y ya me dolía mucho, quizás era demasiado grueso para mí, no lo sé, pero ya no quise intentarlo mas. Eso sí, terminé mi masturbación entre el dolor de mi culo y lo excitado que me puso todo.

Decidí que buscaría algo mas delgado para probar. Pero tenía miedo, lo pospuse unos días, busqué varias cosas que pudieran servirme. Encontré un pedazo de madera menos grueso, de unos 2 cm cuando mucho de ancho, que estaba bien lijado, suave. Me gustó, lo cargué conmigo y a propósito me acerqué mas tarde al manantial. Luego de asegurarme que estuviera solo, que no hubiera nada ni nadie que me pudiera ver, me volví a esconder, llené de saliva el pedazo de madera e hice un primer intento, sentí como se fue deslizando en mi culo, era como de 25 cm de largo, no lo inserté todo, no podía, me quedé quieto esperando pasara el dolorcito inicial, si me dolía, pero sentía rico lo que estaba pasando. Lo saqué con cuidado y no pude resistirme a volver a insertarlo, esta vez dolió mucho menos, poco a poco comencé a moverlo con mi mano dentro de mi culo, lo sacaba un poco y lo volvía a meter, empecé a sentir demasiado placer. Creo que era momento de probar de nuevo con ese dildo. Al sacarlo, me di cuenta que salió con mierda untada, me sorprendió un poco, pero entendí todo, me aseguré que nadie estuviera cerca, me lavé el ano y lavé la madera. Mi verga estaba mas que parada, era mucha la calentura que estaba sintiendo esa ocasión.

Puse un poco de saliva en el consolador, algo más en mi culo, lo acomodé e hice el intento de ensartarlo, esta vez sí entró todo, era poco mas grueso que el madero, unos 3.5 cm de ancho y unos 15 – 17 cm de largo. Cuando pasó la cabecita, dejé que mi culo se acostumbrara un poco, luego de unos instantes, me dejé caer en todo el dildo, sentí como me tocó hasta lo mas profundo de mi colita. Sentía adentro de mi intestino como me tocaba. Pocos instantes después casi en forma innata comencé a subir y bajar en sentones sobre el dildo, me sentía super avergonzado por lo que estaba haciendo, pero el placer que sentía en ese momento era absolutamente inigualable. Jamás lo había sentido así. No habría dado mas de 8 sentones en esa verga de hule, cuando mi verga no me obedeció y soltó un primer chisguete de semen, sin control, sin que lo pudiera yo impedir, aventó el lechazo y yo un grito de placer. Quería seguir sintiendo ese placer tan grande, hice un esfuerzo por parar la corrida y si pude. Nunca lo había hecho antes así. No sabía si mi verga ya se comenzaría a poner flácida, pero la calentura la seguía sintiendo.

Moví el consolador y lo acomodé en la pequeña charca que se hacía donde brotaba el manantial, el agua tendría unos 30 0 40 cm de profunda en un pequeño espacio de unos 2 metros. Me acomodé en el agua y me dejé caer de nueva cuenta hasta lo mas profundo de mi culo, sentí por primera ocasión como mi próstata era estimulada, en cada sentón mi verga se movía sin control debido a cómo se estimulaba desde ese punto de placer que acababa de descubrir en mi. Me lo sacaba unos instantes solo para descansar, pero luego me dejaba caer y me movía encima de ese pedazo de cielo, sentí un segundo lechazo salir de mi pito. Era increíble, nuevamente hice el esfuerzo para evitar terminar completamente, alcancé a limitarlo a dos lechazos, pero sentía que toda la leche estaba en la punta de mi verga. puse el consolador en una piedra para darme un nuevo sentón, esta vez, ni si quiera había terminado de sentarme en la cabecita cuando mi leche ya no pudo contenerse, arrojé chorros y mas chorros disparados por todos lados. Sin control, con gritos y gritos de placer, ya no me importó si alguien me encontraría o no. Era un placer enorme al que había llegado.

Cuando pasó ese tremendísimo orgasmo, me descubrí jadeando por falta de aire, mi vista nublada. Me intenté levantar y mis piernas apenas me podían sostener, temblaba por todos lados, pero me sentía muy feliz. Poco a poco recuperé el aliento, me bañé y limpié todo. Hasta entonces cobré razón de que alguien pudo haberme escuchado. Me cambié, escondí mi secreto de placer y me fui rápido de ahí. Obviamente, en el camino de regreso sentí demasiada culpa, dudé de mi sexualidad, ¿y si me gustaba la verga y no la puchita de damas?, ¿y si ya no podría coger nunca mas a una dama? ¿y si alguien se daba cuenta que mi culo no era virgen?. En fin, fue una tortura mental. Me prometí que jamás volvería a hacer algo como eso.

Durante el resto de esas vacaciones, varias veces pensé el ir a repetir la experiencia, pero el sentimiento de culpa me lo impidió siempre. Eso si, siempre que pensaba en ello, me excitaba demasiado y terminaba masturbándome muy caliente. Esas vacaciones, evite coger con alguna nena, sentía que no se me iba a parar y que iba a ser la vergüenza en el pueblo. Cuando estuve de nuevo en la gran ciudad, un día mis amigos y yo nos fuimos a un table, sentía miedo y ganas de irme, no quería pasar vergüenza, pero cuando miré a la primera chica encuerarse bailando, mi verga se puso a tope, me dieron ganas de cogérmela. Pedí un privado con una nena que se me antojó y con su manita linda, me deslechó tan excitantemente, que por poco la termino violando de lo caliente que me sentí y de lo feliz que estaba de saber que me seguían gustando las mujeres.

Luego de ese table, busqué a una chica con la que cogía más o menos frecuentemente y me encerré con ella un fin de semana. No pude alcanzar con ella el nivel de excitación que sentí en el manantial como para lograr un multiorgasmo, pero disfruté muchísimo darme cuenta que me calentaba demasiado seguir cogiendo papayitas ricas. Después de eso, continué cogiendo con otras nenas, siempre mi verga respondió como debía ser, me las cogía, descansaba un rato y luego podía volverles a echar un segundo palito, a veces hasta un tercero, cuando había tiempo de recuperarme.

En mi mente siempre continuó esa experiencia multiorgásmica. Un día pasé por una sexshop me metí con un poco de vergüenza, pedí un consolador y ya cuando tuve chanza volví a masturbarme con ese pito de hule en mi culo. Volví a vivir la experiencia de sentir múltiples corridas como esa primera ocasión. Desde esa fecha, de vez en vez, me entrego a la experiencia multiorgásmica provocada por los consoladores. Nunca me he sentido con la curiosidad de probar una verga real, no me llama la atención absolutamente para nada. Me encanta coger damas. He probado de todo con ellas y sí, con dos he podido repetir el placer de eyacular de la misma manera, pero ellas se han atrevido a darme el beso negro. Soy feliz alcanzando los multiorgasmos por estimulación de la próstata, pero también soy demasiado feliz ensartando mi verga en lo mas profundo de las panochitas ricas.

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