“Bip” El tren con dirección Madrid va un retraso de más de una hora, disculpen las molestias “Bip”
Después de este anuncio las personas que estaban esperando aquel tren de empezaron a alterar, otras con cara desesperación se quejaban sobre ls tardanza… Pero en un banco una chica pelirroja, con vestido blanco y plateado de encendía un cigarro, que manchaba de carmín con cada bocanada, de otro lado, apoyado en un pilar, un joven moreno de buena apariencia y con camisa hawaiana se encendía otro cigarro mientras con sus dedos marcaba el ritmo de la música que estaba escuchando… Debido al alboroto él se giró y la vio, entre tanto gentío allí estaba, sentada con el pelo al viento, ella le miró de reojo y sonrió, como si esperara que que llegase ese momento en el que se cruzarán sus miradas…
Entre nervios y poco de confianza se le acercó, se sentó en el banco y le pregunto que si tenía algo que hacer en ese rato de espera, con cara de picarón, esperando una respuesta subida de tono de parte de ella. Ella le miró y sin decir nada, tiró el cigarro, lo apago con la punta de los tacones y se levantó, le cogió de la mano y le obligó a seguirle sin decirle nada. Ambos entraron dentro de la estación, mirando de lado a lado antes de entrar en el baño para que nadie les siguiera, aunque realmente tampoco le importaba.
Tal como entraron, ella abrió la primera puerta que vio y le empujó dentro, casi de manera brutal le arrancó la camisa mientras le besaba pasionalmente, él sin saber cómo reaccionar, únicamente le levanto el vestido mientras le tocaba para mojarla, cosa que fue en vano dado que ella ya estaba empapada, quizás sea del momento, del lugar o de hacerlo con un extraño en el baño de una estación. Sin darle tiempo a poder introducir sus dedos ella se agachó, bajándole los pantalones de una vez y mientras pasaba su mano por la barriga de él arañandole, mientras con la otra mano le sacaba con ansias el pene e introduciendoselo en la boca sin más preámbulo y sin más espera. Mirándole s los ojos fijamente acariciaba sus testículos mientras una y otra vez se la chupaba hasta el punto de faltarle la respiración en cada sacudida. El agarrándola del pelo marcaba el ritmo, al mismo tiempo que de mordía el labio y gozándolo como nadie en ese momento. La levanto y la puso contra la puerta apartándole aquellas braguitas que tenía puestas e introduciendole lentamente todo, poniendo la mano en la boca de ella para evitar sus gemidos sean tan altos. Ella pedía más y más, a cada empujón sentía que cualquiera podía entrar en algún momento y pillarles, situación que le ponía la piel de gallina y le hacía empujar con más fuerza.
Entre gemidos mutuos se corrieron, sudorosos y dejando la marca de las manos en aquella puerta… Saliendo, viendo los cristales empapados y todo en silencio después de aquel concierto vocal, salieron del baño, cada uno por su lado, ella a su banco y el a su columna, encendiéndose ese cigarro, ahora sí merecido”
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