Me encantaba mi vecina, estaba entrando en el despertar sexual y tan solo verla me calentaba muchísimo, un amigo siempre era mi confidente, el que escuchaba cuanto la deseaba, pero ella era algunos años mayor que yo, y siempre se asoleaba en su jardín y desde mi ventana podía siempre verla y miles de veces me había tocado mientras la observaba nadando o tomando el sol, su cuerpo de guitarra me hacía vibrar.
Alejandro, mi amigo, solo escuchaba mis locuras pero nunca me contaba las suyas, si alguien le gustaba o quien de las chicas se le antojaba, alguna vez me pasó por la mente que quizá le gustaban los chicos porque algunas veces lo vi viéndome el paquete cuando me distraía, pero nunca lo había confirmado hasta que un día mientras estábamos en mi habitación platicando, vimos que Ana había salido a asolearse en un diminuto bikini y yo me quedé mirando como idiota imaginando todo lo que tenía ganas de hacerle, y fue entonces cuando me propuso que el me ayudaba a chupármela mientras yo la observaba detrás de la ventana, al principio no estaba seguro de lo que había escuchado, pero de pronto, se acomodó hincado delante de mí, y me desabrochó la bragueta y el pantalón, bajándomelos hasta los tobillos y comenzó a chuparme como becerro muriendo de hambre, no sabía que sentir ni que pensar, pero indiscutiblemente sentía muchísimo placer sentir su lengua y su boca succionándome.
Ana decidió meterse a nadar y mientras sentía la lengua de Alejandro lamiéndome todo, desde los huevos hasta la punta, comenzó a excitarme mirarlo extasiado como disfrutaba de mi pene y su lengua rozándome, y succionándome, no podía creer lo delicioso que sentía sentir su garganta caliente chocar con la punta de mi mazorca hinchada y dura.
De pronto Ana había pasado a segundo plano porque yo estaba disfrutando la vista de Alejandro con los ojos cerrados dándome la mejor mamada de mi vida, mientras yo observaba el placer que le causaba bombearme el palo hasta la garganta o me lamía los huevos haciéndome sentir su lengua recorrerlos completos y succionarlos.
Yo deseaba aguantar mucho más tiempo para disfrutar tremendo placer, pero no pude sostener mucho tiempo cuando de pronto se me pegó a la punta succionando y vibrándola con su lengua, hasta que no pude más y terminé hasta su garganta mientras mis manos lo agarraron por la nuca y lo jalaron hasta chocar su barbilla contra mis huevos mientras descargaba todo mi semen hasta el fondo de su garganta sin soltarlo, mientras las piernas me temblaban de placer. Jamás me habían chupado así, y durante mucho tiempo, Alejandro me dio mucho placer con su boca, dejándome seco cada que podíamos, incluso después de coger con mi novia, visitaba a Alejandro para que me limpiara la verga con su lengua y poder sentir el placer de su boca y lo que más me excitaba era el gusto y el placer con el que se lo comía y como disfrutaba saborear mi semen.
Me encantan las mujeres, me encantan los cuerpos femeninos, el olor entre sus piernas, el sabor de su vagina, me da demasiado placer ver como disfrutan cuando me las como o cuando me las cojo, me encanta ver como enroscan los dedos de los pies y gimen de placer cuando les provocas un orgasmo, pero desde que Alejandro me hizo disfrutar de la mejor mamada de mi vida, tengo un gusto culposo por tener a un amigo que me ayude a descargar mi semen en su garganta y verlo disfrutar de cada chupada como un becerro recién nacido.
Deja tu comentario en la casilla de comentarios o síguenos en Facebook, Instagram y Twitter