Me encanta ver como Bob conduce. Sus grandes y robustas manos al volante. Controlando la situación. Me encanta dormirme en su hombro sabiendo que él me llevará siempre a buen puerto. Confío en él, más que en mi misma.
Me encanta como fuma su purito con la ventanilla bajada y, con la otra mano, sostiene el volante. Es elegante y tremendamente sexy.
Recuerdo ese viaje ,en coche, hasta Cádiz. Era de noche. En plena autopista. No podía resistirme, Bob. Me quité el cinturón… ¡Qué irresponsable e incívica! ¡Por dios, Marla!
Le bajé la bragueta y le saqué la polla. Ya estaba dura y bastante gruesa. Preparada para hincarle el diente.
Otro hubiera perdido el rumbo del volante pero, tú, Bob, como buen macho alpha, siempre controlas cualquier situación.
Sus grandes y robustas manos al volante. Controlando la situación. Me encanta dormirme en su hombro sabiendo que él me llevará siempre a buen puerto.
No podía parar. Quería gastarte la polla de tanto lamerla…Como esos caramelos de miel que siempre me dejas en sitios inesperados. Hay que chuparlos un buen rato para que la miel, que tienen dentro, estalle y se esparza por la boca.
Me puse el cinturón de nuevo, relamiéndome.
Maldito Bob.
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