estaba cansada del largo viaje tenía también un calor y un cosquilleo serpenteante por mi interior, corrí me cuerpo hacia el de él, estaba tan caliente que esperaba que cogiera la indirecta, pero nada pasaba, luego acerqué mi trasero a su brazo, y aún así nada pasó
Esa noche llegamos al nuestro destino, muy tarde en la noche o muy temprano en la mañana, cómo se quiera ver. En un pequeño sofacama nos acostamos juntos, el en la orilla y yo hacia la pared, aunque estaba cansada del largo viaje tenía también un calor y un cosquilleo serpenteante por mi interior, corrí me cuerpo hacia el de él, estaba tan caliente que esperaba que cogiera la indirecta, pero nada pasaba, luego acerqué mi trasero a su brazo, y aún así nada pasó, desesperada por verlo así fuera durmiendo me voltee y cuando subí mis ojos de sus labios, él me preguntó
-desvelada? Yo simplemente le respondí en medio gemido y medio susurro
-ujmm.
tiendo sólo la mitad en mi boca para humedecerlo, corrí el prepucio con la mano y me puse a la acción, chupe, besé lamí y todo como si fuera un helado con el calor del verano a punto de derretirse, succione y me lo metí hasta el fondo de la garganta,
Entonces extendió su brazo derecho sobre mi cuello y el izquierdo por debajo de mis caderas, juntando su cuerpo con el mío y apretándose conmigo, su pene erecto estaba justo en mi trasero, su mano izquierda subía a mis pechos y cuando llegó a ellos los apretó con fuerza y en ese momento yo me apreté con fuerza hacia su cuerpo, mientras que con la otra mano acariciaba mi clítoris de una manera tan gentil pero salvaje a la vez trazaba círculos, pequeños pero insistentes, fuí consciente de nuestras respiraciones así que intenté relajar la mía suavemente. Quise hacer algo también, así que baje mi mano hasta sus pantalones, los cuales estaban sumamente apretados con su erección gritando por salir, puse mi mano sobre aquel glorioso elemento y apreté con fuerza, subir y bajar era lo que hacía mientras apretaba aún más mi cuerpo, como si quisiera fundirlo con el mío; cambié de posición, bajé mis labios hasta su erección y comencé realmente a saborear todo ese poder que me daba tenerlo así, débil, a mí merced, dependiendo sólo de mis labios y mi lengua, inicié metiendo sólo la mitad en mi boca para humedecerlo, corrí el prepucio con la mano y me puse a la acción, chupe, besé lamí y todo como si fuera un helado con el calor del verano a punto de derretirse, succione y me lo metí hasta el fondo de la garganta, acabé con la poca voluntad que le quedaba hasta que no le quedó más remedio que venirse en mi boca, en lo profundo, en la garganta, esperé a que dejará de palpitar y tragué, cuando subí de nuevo tenía la mayor cara de felicidad que le había visto nunca, y el me responde a mí pregunta no formulada
-sos una diosa.