Hola, mi nombre es Sandra, soy del puerto de Veracruz y quiero compartir mi experiencia siendo infiel a mi esposo con un ex compañero de la escuela secundaria.
No entrare en aburridos detalles acerca de cómo mi matrimonio se fue deteriorando haciéndose insoportable, golpes, infidelidades, insultos….todo aquello había mermado mi autoestima y solo continuaba ese infierno por mis 2 hijos.
Fue entonces cuando empecé a coquetear con Dan, él estaba en el grupo de WhatsApp de ex compañeros de secundaria que se había formado hace un par de años, durante esa época Dan y yo nunca fuimos grandes amigos, pero ahora, habíamos simpatizado mucho y pasamos de pláticas normales, a desahogarme con el de mis problemas maritales, hasta un flirteo leve y después descarado, que se confirmó durante una fiesta del grupo, donde estuvimos bebiendo y bailando, pudiendo notar como me miraba con deseo.
Finalmente decidí mandar todo al carajo y acordar un encuentro intimo con él, hacía mucho tiempo que mi marido no me tocaba y necesitaba desfogarme con urgencia, así que lo llame y sin más le dije que nos viéramos en un punto en común para cumplir lo que ambos deseábamos desde hace tiempo.
Paso a recogerme en su automóvil y nos dirigimos a un motel, entramos, y yo me sentía aun un tanto tímida pero al mismo tiempo excitada y ganosa, la verdad…tenía miedo de no gustarle, tengo 36 años,soy morena clara, tengo pechos firmes de tamaño regular, buenas nalgas, mido 1.60 , soy esbelta y creo que tengo buenas piernas y un rostro bonito, con rasgos achinados, cabello negro, pero los malos tratos de mi esposo había pisoteado toda mi estima, no sabía qué pensaría Dan acerca de mi cuerpo.
Comenzamos besándonos apasionadamente y abrazándonos en la cama, poco a poco fuimos desvistiéndonos el uno al otro…luchando contra mi vergüenza me despoje de mis ropas, zapatos, pantalón…blusa….sostén…y pantaleta de encaje color negro, Dan mi miraba como un lobo babeante ante su presa, acariciándome con sus enormes manos, mi calentura fue subiendo y agarre confianza, no dejaba de besarlo y acariciarlo, él se despojó de su trusa, dejando salir su miembro ya semi erecto, de unos 16 cm, que también ya empezaba a supurar lubricante, ansioso de mis atenciones, Dan se sentó en la orilla de la cama, yo me puse de rodillas, estaba al 1000 de mi calentura, y comencé a mamarlo como una posesa, tener esa verga en mi boca después de tanto tiempo acabo con la pizca de pudor que me quedaba, succionaba sin parar, estimulando su falo y sus testículos también con mi mano, en el cuarto solo se escuchaba el chupeteo y los gemidos de Dan, ahí estaba yo, sumisa, arrodillada ante mi macho, chupando su delicioso falo ya duro a mas no poder, deje eso por un momento y me recosté, Dan chupo mis tetas, mis pezones como piedras, chupaba una y acariciaba y apretaba la otra, bajo por mi vientre, beso mi ombligo y olio mi entrepierna, y fue cuando le pedí que me chupara el coño, separe mis piernas y Dan comenzó a darme los lametones más ricos de toda mi vida, usando toda su lengua para estimularme y metiendo la punta para llegar a mi clítoris, yo ya estaba mojadisima , Dan bebía mis jugos como si del más grande elixir se tratara, mientras con sus manos acariciaba mi cintura, luego mis muslos, o yo tomaba sus manos y lo guiaba hacia mis tetas.
Continuamos con otra sesión de caricias y besos hasta que llegó el momento más esperado, yo había pensado en pedirle que se pusiera condón, pero mi calentura y el deseo de tener ese enorme trozo de carne en mi panocha sintiéndolo al natural, hizo que me olvidara de eso, y abrí de nuevo mis piernas para él, deje que la metiera toda y a pelo, embistiéndome una y otra vez, ambos gemíamos al mismo ritmo, yo no podía hacer más que abrazarlo para sostenerme y disfrutar de esa verga partiéndome en dos, mirándome en los espejos del cuarto de motel, ya nada me importaba, ni mi marido, ni mis hijos ni el que dirán, era su puta en ese momento, solo de él y de nadie más, y estaba feliz de serlo.
Cambiamos de posición y ahora yo me monte sobre el para cabalgarlo, ahora yo llevaría el ritmo y el seria el cogido, me sentía de maravillada arriba de él, desnuda completamente, clavada en su verga, mis tetas firmes por la excitación, mi cuerpo sudoroso y mi cabello alborotado, el estado más primitivo del ser humano, comencé con movimientos lentos, mientras acariciaba su pecho, también yo misma me tocaba las tetas, el vientre y el cabello, me sentía la más puta y la más sexy del mundo, aumente poco a poco la velocidad y los gemidos, Dan solo se agarraba a mi cintura, era increíble sentir ese pito en mi interior sacudiéndose a mi ritmo, se podía escuchar el ruido de la humedad provocada por mis fluidos, fue entonces cuando Dan trato de hacer que me bajara para eyacular fuera de mí, sin embargo yo estaba tan poseída por la calentura que le dije que no importaba, que no tuviera miedo y me diera toda su leche, lo tome de las manos para ambos sostenernos ya que ahora yo me movía lo más rápido que podía para acabar ambos de una vez, y fue cuando sentí la explosión de esperma en mi cuca, los chisguetazos de Dan depositando su semilla en mí, y yo también me vine, mis ovarios explotaron como nunca antes, ambos gritamos de placer entre los rechinidos de la cama, apretando nuestras manos, nuestros cuerpos unidos como nunca antes, cuando la euforia paso, recuperamos el aliento y yo me quede unos minutos aun encima de el, escuchando los latidos de su corazón mientras el mío volvía a su ritmo normal, nos besábamos mientras que de mi panocha escurría todo el semen de mi hombre, me baje de el, me recosté a su lado, me sentía tan relajada que en pocos minutos me adormecí.
Próximamente les contare más de mis encuentros con Dan, quien me hizo sentir la más deseada y la más puta, levantando la autoestima que mi esposo había hecho añicos.
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