Les cuento el relato 100% real de como mi esposa recibía a los vendedores del gas cada mes…
Mi esposa cada mes que tenía que surtir el gas llamaba pidiéndo un nuevo tanque de gas y para ésto ella antes se vestía muy provocativa con una falda corta que le llegaba hasta casi el nacimiento de las nalgas y una blusa semitransparente que dejaba ver que no llevaba brasier.
Para ésto les comento que los tanques de gas estaban en el patio de lavado, que estaba pegado al baño el cual tenía una ventana pequeña, a la cuál le cambié el vidrio transparente por uno que desde adentro del baño se podía ver hacia el patio, pero desde el patio se veía como si fuera un espejo, lo cual me permitía ver lo que en el patio sucedía cada que llegaban los jóvenes que cambiaban el tanque de gas.
Para esto yo antes sacaba alguna ropa sucia del cesto y la tiraba al suelo para que mi esposa se agachara a recoger pieza por pieza y así al entrar quien llevaba el tanque nuevo, la encontrara agachada recogiendo la ropa hasta dejar ver su tanga.
Al verla, el que llevaba el tanque se quedaba viendo todo ese espectáculo y sabiendo mi esposa el espectáculo que estaba dando a propósito recogía la ropa más despacio disfrutando el espectáculo que sabía estaba dando mientras yo dentro del baño miraba la cara que ponía el joven que esperaba le hiciera espacio para acomodar el tanque.
Yo disfrutaba ver ese exhibicionismo que daba mi esposa y me gustaba ver cómo la miraban con ojos de deseo…
Después de tanto exhibicionismo, tenía que llegar el día que los jóvenes se animaron a decirle que si podían tocar lo que veían y mi esposa les contesto que si gustaban lo hicieran y podían hacer lo que que se le antojara u para pronto que se le acercan abrazandola uno por adelante y otro por atrás y mi esposa empezó a mover sus caderas para sentir el bulto de cada uno mientras ellos le empezaron a meter mano por debajo de la blusa y como no llevaba brasier se dieron gusto agasajandole las chinches.
Ellos empezaron a levantarle la falda para verle sus nalgas y agárraselas diciéndole que estaba bien buena.
Mi esposa les decía toquen todo lo que quieran, y el que estaba enfrente le desabrochó los botones de la blusa para quitarsela y dejarla sólo en tanga que era de hilo, el cual se perdía en medio de sus nalgas, ella bajo sus manos para tocarles su verga y empezó a desabrocharles el cinto y el botón del pantalón a cada uno y sacándoselas se agachó para empezar a mamárselas a cada uno un rato.
Que rico espectáculo me estaba dando mi esposa pues ella sabía que yo estaba viendo toda la acción desde adentro del baño a través del vidrio polarizado.
Ella les decía a cada uno, les gusta, te gusta lo que ven?, (y yo sabía que me lo decía a mí) y seguía diciendo te gusta como mamo esta verga y a quien se la mamaba le respondía que si (creyendo que a él le preguntaba) pero era a mi a quien me lo decía.
Después se inclinó agarrándose del lavadero, pues ella sabía que yo estaba viendo como uno se la empezó a meter, mmmmm que rico veía yo como se la iba metiendo poco a poco, mientras ella gemía de placer, diciéndole: métemela, métemela toda así, toda, llenarme de leche, mientras el otro le mamaba las chinches y ella seguía gozando hasta que el primero que se la cogía terminó dentro de ella y sacándosela vi cómo le empezaba a escurrir la leche de su vagina.
El joven se hizo a un lado y el otro se le acercó por atrás y mi esposa oí que le dijo, tú también métemela, bate la leche que me dejó tu amigo, métemela despacio (sabía que se lo decía para volver a ver yo como le iba entrando) y pues sí, yo veía como el otro se la empezó a meter con más facilidad pues le entró toda la verga resbalando con más facilidad pues estaba llena de leche del primero y empezó a meterle y sacarle la verga hasta que la volvió a llenar aún más con su leche.
Cuando terminaron, ambos se acomodaron sus pantalones y ya de despedida cada uno se despidieron sin antes darle cada uno unas buenas mamadas a sus chiches.
Mi esposa les pago lo del tanque de has gas que le dejaron y ellos le dijeron que le iban hacer un descuento y despidiéndose le dijeron que ojalá el próximo mes les tocará a ellos otra vez llevarle el pedido del gas y mi esposa les dijo sonriendo: ojalá y si para que le volvieran hacer otro descuento igual y ellos entendieron el mensaje diciéndole que con gusto lo volverían hacer.
A ella, que es una mujer madura de 46 años pero aun muy bien conservada le gustan los jovenes (de preferencia de nuestra ciudad capital de S.L.P.)
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Un comentario
exclente relato, ojala te cambien los chicos del gas cada mes, asi conoces mas vergas deliciosas. me gustaria que mi esposa estuviera en tus circunstancias. Aqui el gas viene por tuberia. saludos desde california, gioduarte176@gmail.com