Un buen plato de caraotas con cangrejos y pepinos
¡Hola!. Mi nombre es LG, mi esposa se llamaba NA (Cangrejo), vivíamos en CCS, VE, pero éramos del interior del país, yo de POR y ella de BNS.
Hoy van a ver cómo fue que mi amigo HF logró cogerse a mi esposa por primera vez. Él era un plomero amigo de la familia que siempre venía a hacer reparaciones en nuestro apartamento cuando algo se dañaba: el baño, la cocina, la electricidad, etc.
Eran finales del mes de Marzo de 2011, para ese entonces mi esposa tenía 6 meses de haberse hecho una operación para agrandarse las tetas, 500cc de silicona. Éramos una pareja muy adicta al sexo, prácticamente teníamos sexo al menos una vez al día, casi todos los días: era una locura. Pero ella siempre quería más y más, se había vuelto una chica insaciable.
Yo siempre me acostumbré a llevarle el ritmo, pero a medida que fue pasando el tiempo, su deseo de tener sexo era más activo que el mío. A veces me la cogía en la mañana, y en la noche ella estaba como si nada, quería que le diera duro otra vez.
Todo comenzó un día que habíamos tenido sexo en la mañana, en la tarde, y después en la noche ella quería de nuevo. Lo intentamos, pero ya mi pene estaba “listo”. Le dimos un rato pero yo sabía que no iba a acabar. Ella por su lado estaba vuelta loca encima de mí dándole duro, intentando que llegáramos hasta el final. Entonces, en juego, le dije: “Oye tú como que nunca vas a estar satisfecha. Voy a tener que buscar a unos amigos que te cojan de vez en cuando para que me hagan la suplencia”. Obviamente yo no lo decía en serio, sólo le quería poner un poco de morbo y excitación adicional al momento. Pero ella se lo creyó. Pensó que hablaba en serio. En medio de la excitación me dijo: “Sí, sí. Quiero cogerme a alguien caliente que me siga el trote. ¿En quién estás pensando?”. Me quedé frío. Le respondí: “No vale, es una broma. Además no creo que te atrevas”. Ella se comenzó a reir. “¿Crees que no me atrevo?. Si tú me das permiso lo puedo hacer, claro con tu consentimiento, tendría que ser con alguien que te de confianza”.
El asunto no llegó más de ahí. Pero en algunas ocasiones alguno de los dos lo sacaba a relucir otra vez. Yo me excitaba y mientras la estaba penetrando le decía: “¿Te gustaría que otros hombres te lo metieran así hasta al fondo como yo?”, y ella siempre respondía “Siiií. Quiero. Quiero. Quiero que me cojan como una puta. ¿Me dejas?”, pero eran solo fantasías. Después que acabábamos nos olvidábamos del asunto y la vida continuaba normal como si nada.
Llevábamos varios años tratando de ver cómo podríamos involucrar a un conocido en nuestros juegos sexuales, alguien discreto, de confianza, con quien pudiéramos disfrutar sin preocupaciones. No era una tarea fácil. Tenía que ser alguien que estuviésemos seguros de que no iba a contarle lo sucedido a otras personas. El tiempo pasó, y no decidíamos con quién intentarlo.
Hasta que un día me dijo que tenía un candidato. Ella había analizado a varios de mis amigos, y finalmente me dijo que le gustaría que fuera con HF, porque él siempre la veía con ojos morbosos cuando ella iba a su oficina o cuando él venía a nuestro apartamento. Al darse cuenta de que HF al parecer le tenía ganas, comenzamos a hacer un jueguito pervertido: cada vez que sabíamos que él vendría a visitarnos, ella se vestía de una manera muy sugerente, para ver si él iba captando nuestra intención y en algún momento futuro viera con buenos ojos nuestra propuesta.
Al principio el juego consistía en que ella se vistiera con ropa muy pegada al cuerpo, con una blusa o franelita corta sin sostenes para que se le pudieran notar los pezones paraditos, y unos shorts súper cortos en donde le quedara al descubierto la mayor parte de las piernas, preferiblemente que se le vieran las puntas de las nalgas. No se ponía ropa interior.
Luego, lo empezamos a invitar a la playa más seguido. Mi esposa se compró unos trajes de baño especialmente para él, que fueran lo más chiquiticos posibles, hilos en donde sus nalgas quedaran totalmente visibles, de color blanco para que cuando se mojaran se vieran un poco transparentes y nuestro amigo pudiera observar completamente lo que había por debajo: la forma de sus tetas, los pezones marroncitos y paraditos, y los labios de la cuquita recién afeitada. ¡Prácticamente la iba a ver desnuda cada vez que nos acompañara a la playa!. Esa era la idea. Cada que él nos confirmaba que iría con nosotros, ella los días anteriores al viaje, se probaba sus trajes de baño y me preguntaba: “¿Crees que HF quiera cogerme?. ¿Me dejará darle una buena mamada?. Quiero un día de sexo loco con él. Exprimirle ese güevo hasta dejarlo sin una gota de leche. Que me lo meta bien rico y me acabe adentro”. Fueron muchos viajes con él a la playa por cierto. Pero nunca ocurrió nada fuera de lo normal.
No sé si HF lo notó desde la primera vez que comenzamos con las insinuaciones, pero en nuestro caso, a medida que pasaba el tiempo y repetíamos este juego semana tras semana, nuestra excitación aumentaba mucho y ella comenzó a pedirme que le dijera a él que si le gustaría tener sexo sin compromiso con ella. La vaina iba en serio. ¡Wow!. Hasta ese momento yo creía que todo se trataba de una fantasía, un simple juego para divertirnos y ya está. Pero ella se veía muy segura. ¡De verdad me estaba pidiendo permiso para que HF se la cogiera!. Lo pensé bastante. Al principio me dio un poco de miedo. ¿Y si dice que no?. ¿Y si se ofende?. ¿Y si dice que sí y luego quiere estar cogiéndosela a cada rato?. ¿Y si a ella después le empieza a gustar más la forma como él se la coge que como se lo hago yo?. ¿Cómo pararíamos esto luego de comenzar?. Después de varios meses alargando la toma de esta decisión, una noche mi esposa y yo estábamos teniendo sexo y en medio del acto me dijo: “Ok LG, tú me coges muy rico, lo disfruto mucho, pero yo quiero explorar estas ganas que tengo de estar con otro hombre, ya estoy desesperada. HF me gusta, a veces le veo ese güevo y me imagino teniéndolo en mi boca, quiero que me lo meta, que me dé bien duro, mamárselo bien rico hasta que él no aguante las ganas de acabar, quiero que me llene todas las tetas de leche, saborear su lechita rica con mi lengua y tragármela toda. Quiero ser su puta. Pero quiero que tú y yo estemos de acuerdo. No quiero que él sea mi amante, serte infiel ni nada por el estilo. Yo siempre he tenido la curiosidad de tener un güevo de esos grandes bien explosivo dentro de mí dándome duro como los negros de las películas porno. No te ofendas mi amor. Yo te amo, y quiero que confiemos el uno en el otro. Pero recuerda que esto es un juego. No va a pasar nada malo. Te he dicho que me dejes experimentar con él pero te has hecho el loco, ¿verdad?. Entonces si tú no te decides pronto, lo voy a hacer por mi cuenta, y creo que no te gustaría eso, ¿verdad?. Tienes plazo hasta que termine este mes para convencerlo. Sino, yo misma lo voy a llamar el 1° de Abril para decirle”.
Debo confesar que ese día escuchar todo eso que me dijo me excitó enormemente, sólo la idea de que la fantasía que siempre teníamos fuera real, me asustó pero también me puso en un nivel de excitación que hasta ese momento no había experimentado antes.
Luego pensé, “Si no tomo cartas en el asunto, ella lo hará a escondidas. Eso será divertido sólo para ellos dos, y yo quedaré por fuera. No quiero eso. Lo que voy a proponerles es que tengamos un trío. Le diré a HF que nos cojamos a NA entre los dos. Y resuelto el problema. Todos felices”.
Ahora el problema era cómo hablarle a mi amigo de semejante propuesta. Cualquier tema es fácil de abordar, pero este en particular, no es sencillo. ¿Por dónde empiezo?. Llegar y decirle un día: “Mira chamo, ¿te gustaría cogerte a mi esposa?” no parece una opción tan simple. Tardé varias semanas buscando la manera de abrir la conversación, pero no pude. Entonces se me ocurrió una brillante idea. Nuestro aniversario de bodas es el 31 de Marzo, entonces éste podría ser el motivo perfecto para invitar a mi amigo a nuestro apartamento a celebrar con nosotros. Él se quedaría a dormir porque es peligroso regresar en la madrugada a su casa: esa era la excusa para que se pudiera quedar, y así fue. Cuadramos todo.
Era Viernes. Cuando salí del trabajo llamé a mi esposa: “Mi amor, prepárate y ponte bien sexy, porque hoy te llevo a HF y lo que vas es a llevar güevo parejo toda la noche”. Ella me dice, “¿En serio?. No te creo, ¿por fin cuadraste con él?. Uuuffff qué rico”. Le contesté: no hallé la manera de decírselo directamente, pero tengo un plan que creo que nos va a funcionar. Deja que él te vea desnuda “por error”, estoy seguro de que así va a ser más fácil proponerle algo. ¿Te atreves?. ¿Te acuerdas de aquellos videos de Diosa Canales en donde ella sale bailando y se va quitando la ropa poco a poco hasta quedar totalmente desnuda?. Podemos poner esos videos para que él los vea con nosotros, y tú comienzas a hacer lo mismo que ella. Me imagino que al verte sin ropa va a querer tocarte. ¿Qué opinas?. Ella se quedó pensativa. Me dijo que le daría pena ser tan lanzada. Entonces me propuso que viéramos ese video, pero sólo para que él se excitara y luego más adelante subíríamos el nivel con algo más caliente: se cambiaría de ropa y se pondría un baby-doll casi transparente que había comprado, para que él pudiera ver su cuerpo desnudo debajo de la tela. Entonces luego fingiría que tenía sueño y se iría a dormir al cuarto, en este caso iba a dejar la puerta abierta, la luz encendida y se quitaría el baby-doll para quedar sólo en bikini y con las tetas totalmente descubiertas. Obviamente en estas condiciones, él la iba a ver así prácticamente desnuda mientras la puerta se mantuviera abierta, ya que nuestro apartamento era muy pequeño y las habitaciones quedaban muy cerca. El acuerdo que hicimos fue que ella no se iba a arropar durante la noche, y mi amigo y yo seguiríamos viendo una película o simplemente hablando. Más tarde yo le diría a él que ya era la hora de dormir, y que si quería se fuera a acostar. Pero cuando me preguntara que dónde dormiría él, yo le señalaría el cuarto donde estaba mi esposa esperándolo desnuda. Lo que queríamos era que en el transcurso de la noche, a él se le prendiera el bombillito de intentar tocarla, para lo cual ella ya estaba preparada y dejarse llevar sin oponerse. Yo observaría desde la sala mientras tenían sexo. Ese era el plan.
Así hicimos: yo invité a mi amigo como a las 7 de la noche luego de salir del trabajo, y le dije que fuéramos a comprar una caja de cervezas para disfrutar el momento.
Cuando llegamos al apartamento, todo comenzó a fluir según lo planeado: pusimos el video de Diosa Canales, luego nos pusimos a ver una película, mi esposa fue y se cambió de ropa, se puso su baby-doll blanco casi transparente para que HF pudiera ver su figura en todo su esplendor. Todo iba según el plan. Pero yo empecé a excitarme mucho sólo al imaginarme que en unas pocas horas ellos estarían cogiendo allí mismo delante de mí. Me entró fuego por dentro y quise adelantar el plan. Ella aún no se sentía segura y me hacía señas de que no. Que esperara. Que todavía no. Pero yo ya estaba demasiado caliente y excitado. Cada vez que mi amigo se levantaba del puesto e iba a la nevera a buscar más cervezas, yo aprovechaba de bajarle el baby-doll a mi esposa y sus tetas quedaban al descubierto. Al principio ella se intimidó y se volvió a tapar las tetas rapidito antes de HF volteara y la fuera a ver así. No se atrevía aún a dar ese paso. Estuvimos un largo rato, como una hora, en ese tira y encoje, cada vez que HF iba por más cervezas yo aprovechaba de dejarle las tetas peladas al aire libre, e incluso le daba a veces una mamada relámpago. Pues, mi técnica funcionó. Como era de esperarse, ella comenzó a excitarse mucho. En una de esas veces, mi amigo fue muy rápido a la nevera y cuando volteó mi esposa apenas había podido taparse una de las tetas y la otra le quedó totalmente a la vista de él. Ella al verse atrapada en medio del juego, logró ceder. Mi amigo puso unos ojos de sorpresa que nunca le habíamos visto antes. Se quedó mudo. No sabía qué hacer. Entonces ella rompió el hielo. Se destapó la otra teta y le dijo: “¿Quieres tocarlas?”. Mi amigo por supuesto dijo que sí y de una vez empezó a manosearlas y a mamárselas desesperadamente. Allí comenzó la acción. Era la primera vez (pero no la última) que ella se dejaba tocar por otro chico que no fuera yo. Dejé que mi amigo se divirtiera un ratico, y entonces ella me hace señas de que quería ir más lejos: ver su pene y mamárselo. Le dijimos a mi amigo que fuera al baño y se lavara bien para que ella se sintiera cómoda y segura. Así fue.
Mientras tanto ella aprovechó de quitarse el baby-doll y se quedó solamente con una tanguita de hilo. Lástima que no pude grabar la cara que puso mi amigo cuando salió del baño y la vio así. Debo admitir que mi esposa tenía un cuerpo perfecto, digno de una actriz porno. Demasiado excitante. Todo en su santo lugar. Era flaca, unas caderas para volverse loco, piernas espectaculares, un trasero bastante prominente y por supuesto, la joya de la corona: unas tetas de 500cc que la ponían al mismísimo nivel de una actriz porno. Cualquier hombre se volvería loco si la veía en todo su esplendor, como pudimos comprobar en los meses y años venideros no sólo con mi amigo HF, sino con muchos otros “amigos”. Pero esa es otra historia que revelaré en su momento.
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