La conocí por accidente pues ni ella ni yo debímos estar aquel viernes en la tarde en el sector. Salida del banco y ella pasaba frente a la puerta del local. 27 años, trigueña, cabello negro largo brillante y un culo espectacular.
La saludé y de una vez detuvo su camino para prestarme atención. Diría que no tuve que hacer mucho esfuerzo para convencerla de tomarnos algo en alguna taberna cercana. Se subió a mi carro y fuimos a escuchar música y tomar un par de tragos cerca del estadio de fútbol. La conversación fue trivial y a los pocos minutos estábamos besándonos apasionadamente como viejos amantes. Las cosas no pasaron a mayores pero si noté que apoyaba su antebrazo sobre mi bulto que a esa hora ya amenazaba con salir del pantalón.
Desde esa noche comenzamos a salir iniciando una relación.
A la semana fuimos a un motel ubicado al sur de la ciudad para tener sexo. Fueron varias cosas para destacar de aquel primer encuentro. Mónica tenía y tiene ahora un cuerpo super sexy, alta, una piel bronceada, lindas tetas y un culo delicioso. Rumbo al motel comenzo a tocarme el bulto desesperada por llegar al sitio. Un vez allí no soporto más e inmediatamente se desnudó y besándome prácticamente me obligó a hacerlo también. Se arrodilló y sin preámbulo me saco la verga y comenzó a tragársela sin ambigüedades. Hasta allí nada anormal, pero de un momento a otro comenzó a llorar mientras me la mamaba. Les confieso que sentí algo de lástima pues creía que simplemente estaba arrepentida de tener sexo con alguien que prácticamente no conocía. Al instante tuvo su primer orgasmo sin que yo participará más allá de dejar que me mamara. Tuvimos sexo delicioso y. Quedamos en seguir saliendo.
Un par de semanas después ya siendo pareja por casualidad entramos a un local donde hombres y mujeres semi desnudos bailaban en jaulas colgadas del techo. El sitio estaba lleno de jóvenes que bailaban al son de música erótica, salsa de alcoba la llaman en la ciudad. Fui por un par de bebidas al segundo piso del local donde estaba ubicado el bar. Pedí dos tragos y me llamó la atención que desde el mezanine, una especie de balcón se veía hacia abajo. Quedé sorprendido al ver a mi pareja bailar con mucha sensualidad mientras a su espalda un chico se había ubicado pegado a su espalda colocando su verga a la altura del culo. Mónica llevaba un vestido de tela suave con botones delanteros, tacones, sin medias ni brasier y una diminuta tanga. Al principio me invadieron los celos y la rabia, sin embargo esa imagen me excito de manera increible causándome una gran erección. Me enloqueció verla excitada. Al cabo de un rato salimos del local y la deje en su casa sin hacer ningún comentario del tema.
El tema me quedó dando vueltas en la cabeza. Un par de semanas después fuimos a un local de striper masculino. Pedimos unos aguardientes, bebida popular en nuestra ciudad y nos dispusimos a disfrutar del espectáculo. De repente en la trama dispuesta por el local parecen hombre de piel morena, alto y con cuerpo de gimnasio. Lo que me sorprendió fue ver su miembro gigantesco. En un principio pensé que era de plástico y me causo alguna risilla pero pronto me di cuenta que aquella cosa se iba parando mientras mi mujer miraba aquel aparato descomunal como poseida. Esa noche comprobé que Mónica era una verdadera puta. El locutor del local anunció por los parlantes que el moreno iba a escoger una mujer dentro del público para tener sexo en la tarima a la vista de todos los presentes. Cuál no sería mi sorpresa cuando la veo desesperada pidiendo que el negro la subiera a la tarima. Finalmente el stripper seleccionó a otra muchacha del local a la cual le hizo el amor de todas las maneras ante el desespero de mi pareja que tenía sus orgasmos en cada embestida que el muchacho le propinaba a la afortunada mujer. Mónica no soportó y allí mismo en la pista me bajo la bragueta y levantándose el vestido hizo que se la enterrara viniendose a chorros.
A los pocos días fuimos a un cine para adultos donde presentaban una película de sexo explícito. El local estaba en semi penumbra con algunas parejas presentes y no pocos hombres solos. Mónica sabía que íbamos por puro morbo. Te iba un vestido corto, tacones, sin medias algo muy común en la ciudad por el clima caliente y unas pequeñas tangas de color rojo. Nada más llegar y sentarnos comenzamos a besarnos y poco a poco empecé a subir su vestido. Un hombre de unos 40 años se interesó en el tema y no quitaba los ojos de mi mujer cosa que empezó a encenderme. Mi mujer prontamente saco mi verga del pantalón y co mbO a mamarla y a gemir como una puta. El hombre que no perdía movimiento se fue acercando hasta quedar en el asiento de abajo frente a Mónica. Por un momento Mónica se levantó, arreglo su vestidito y se concentró en la película pero al detenerse en las escenas que se proyectaban terminó por calentarse más. Le dije al oído que se masturbara pues conocía su inclinación a darse dedo. Mónica se bajó los pantys con mucho cuidado mientras el hombre miraba de reojo. Lentamente metió la mano en su panocha y comenzo a masturbarse lentamente dando de vez en cuando unos pequeños gemidos. El hombre al verla auto satisfaciendose saco la verga del pantalón y procedió a hacerse la paja mirando ya directamente el espectáculo que mi mujer le ofrecía. Tenía una Vega. Grande y gruesa que brillaba a la luz del proyector. Se volteó ya con descaro. Su cara estaba a escasos 20 centimwteos del mojado sexo de Mónica quién ya sin tapujos gemía de placer. Mi mujer tuvo su primer orgasmo mientras el hombre seguía masturbándose. Su cara casi rosaba en la clitoris de Mónica mientras sus dedos buscaban afanosamente penetrar en aquellos orificios que ella le ofrecía. El hombre se levantó y con los pantalones en las rodillas se ubicó al lado de mi mujer. Ya a esa altura parecía que no les importaba en mi presencia y solo estaban los dos en el cine. El sujeto se bajó los pantalones y le ofreció aquella gran polla a mi mujer que inmediatamente se metió hasta la garganta. Con solo sentirla en su boca Mónica se vino haciendo gran ruido. El hombre le terminó de quitar el vestido, se acomodó la levantó y la sentí encima suyo ensartandole su gran miembro inundando toda la cuca de mi pareja. Ha IA olvidado relatarles que Mónica es multiorgásmica y se viene una docena ade veces en cada relación. A veces más.
Era la primera vez que la veía con otro hombre en una situación así. Aunque no me notqrqn yo ya estaba haciéndome una gran paja deleitándome con semejante espectáculo. M mujer subía y bajaba a gran velocidad sobre aquel pedazo de carne cilíndrica y se venía como poseida. El desconocido de la polla brillante dejo escapar un gran chorro de leche dentro de Mónica quien al sentir el semen dentro de ella tuvo un orgasmo enloquecedor. Al mismo tiempo que yo tenía un orgasmo de película.
El hombre le acabo la polla de bien adentro, subió sus pantaloncillos y después su pantalón,le dio un beso con mucha lengua a mi mujer y salió del teatro.
Nosotros abandonamos el local detrás suyo, cogimos el coche y nos fuimos a casa. Esa noche la cogí varias veces y derrame mi leche encima de la del desconocido cosa que enloquece a mi esposa según me lo contaría meses después.
Esa noche en aquel teatro me di cuenta que la puta de mi mujer había cambiado mi sexualidad para siempre,cosa que nos ha mantenido muy unidos hasta hoy, más de 20 años después. De vez en cuando repetimos faena con diferentes hombres. Ella aún cuando con cierto recelo disfruta como buena puta cada relación extramatrimonial mientras yo la complazco sin problema pues el disfrute es mutuo ya que. Yo no sólo la apoyo sino que la animo y le ayudo a conseguir la pareja con la cual va a pinchar siempre en mi compañía.
Nuestra sexualidad es envidiable y nos ha mantenido juntos y felices mientras otras parejas de nuestra edad ni sueñan con nuestra polvos.
En otra ocasión les contaré otras historias de nuestra excelente relación sexual, repito, cosa que muy pocas parejas pueden contar después de tantos años de casados.
Deja tu comentario en la casilla de comentarios o síguenos en Facebook, Instagram y Twitter