Seducir a un agente de policía

Seducir a un policía

Nunca pense en seducir a un policía pero ese viernes todos queríamos largarnos de la oficina. Seguramente el tráfico estaría de mierda, llame a mi esposo y le dije que llegaría tarde, me dijo que no me preocupara, que él también se quedaría un rato más en su trabajo.
Cuando me metí al coche ya estaba oscureciendo, era una noche calurosa de mayo, sentía como mi ropa se pegaba a mi cuerpo, al ponerme el cinturón de seguridad decidí desabotonarse la blusa para refrescarme un poco, desabroche mi sostén para tener un poco de ventilación. Prendí el aire acondicionado, mis pezones se endurecieron, abrí las piernas para que el aire entrara, así era más fácil conducir, tome la autopista.
De repente, vi luces rojas y azules girando rápidamente detrás de mí. No iba a alta velocidad, así que me detuve.
-Buenas noches oficial- dije extrañada.

Prendí el aire acondicionado, mis pezones se endurecieron, abrí las piernas para que el aire entrara

Me saludo tranquilo diciéndome que era una revisión de rutina, con una lámpara empezó a alumbrar el interior del coche, se detuvo en mi blusa abierta, dios, lo había olvidado, nos miramos a los ojos, era joven y guapo, algo muy raro en los policías de por aquí, me pidió mi permiso de conducir y yo estaba tan nerviosa queriendo cerrar con disimulo mi blusa y revolviendo papeles dentro de mi cartera.  Él abrió la puerta y me pidió salir del coche.
Cruce los brazos a la altura de mi pecho para evitar que se abriera mi blusa mientras me hacía algunas preguntas de rutina, las preguntas se convirtieron en plática, me sentía más relajada y él se tocaba de vez en cuando la nuca mirando al suelo, parecía apenado. En ese momento sonó mi celular, sin pensar me agache sobre el asiento para tomarlo y entonces me estremeció el tacto ligero de sus manos sobre mi falda, presionando la tela hacia arriba, me levante sin mirar atrás, y sentí su cuerpo musculoso pegado al mío. Mi cara se puso de color roja con la vergüenza. Tenía miedo, pero igualmente me emocionaba y me di la vuelta para tenerlo de frente. Contuve la respiración mientras él deslizaba su mano caliente a lo largo de mi cintura justo dentro de mis diminutas bragas. No me podía mover. El se deslizaba lentamente por la parte baja de mi espalda. Sentí su aliento caliente en la superficie en el hueco de mi cuello mientras sus dedos se posaron justo dentro de mi ropa interior. Deslizó su mano hacia arriba a lo largo de mi cintura y debajo de mi blusa. Su mano se detuvo justo debajo de mi pecho, rozando ligeramente a lo largo de sus curvas mientras continuaba con su búsqueda.

Mi cara se puso de color roja con la vergüenza. Tenía miedo, pero igualmente me emocionaba

Cerré los ojos. Podía sentir mi corazón latiendo salvajemente en mi pecho. Podía sentir su cinturón de la pistola clavándose en mi estómago. Podía sentir como me iba humedeciendo. Podía sentir el calor de su mano mientras se deslizó sobre mi estómago y temblor a lo largo de mi muslo. Dudó un poco mientras tomaba una respiración profunda. Sentí su mano callosa y caliente mientras tocaba mi muslo desnudo. Mi pulso se aceleraba mientras deslizaba lentamente su mano por mi sexo. Me arriesgué y con mi mano libre y apreté su pene duro a través del pantalón. Él gimió profundamente mientras su mano vaciló en el borde de mi ropa interior. Yo contuve la respiración. Sabía que estaba mal, pero no quería que se detuviera. Quería sentir sus dedos dentro de mí. Me estremecí cuando sus dedos tocaron brevemente mi clítoris. Gemí con desagrado cuando de repente se detuvo y retiró la mano.
-Todo está bien, puede retirarse- me dijo mientras se alejaba a su patrulla sin voltear a verme.
Y yo ahí, parada en medio de la noche con los muslos mojados, las piernas temblando, la blusa abierta…
Sonó mi celular, la patrulla se alejó. Me encontraba en shock, no podía entender qué había pasado y aún seguía increíblemente excitada.
Era mi esposo, le dije que ya estaba a punto de llegar, me subí al coche y acelere, podían pasar dos cosas, o llegaba a desquitarme con mi esposo, o volvía a detenerme el buen policía.

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