Por Jalarika
Había sido buen fotógrafo y me encantaba el paisajismo agreste y urbano. Me fascinaban los deportes a motor y tuve una Yamaha 175 enduro con la que solía hacer campo-traviesa. Disfrutaba el senderismo y tenía muchas rutas anheladas para abordar. Quería apartar tiempo para comprobar los efectos sanadores del agua de mar según el dr. Rene Clinton, lo que requería ir al mar a recolectarla.
Por supuesto, a los 60 me daba miedo salir con mis viejas cámaras aún valiosas; una Canon F1 y una Hasselblad, la primera cámara en fotografiar el planeta tierra y la luna desde 500 millones de kilómetros en el espacio.
El tráfico de la ciudad para un motociclista es muy congestionado y aterrador, así que tampoco iba a arriesgar alguna extremidad en un descampado en medio de nada. Había sufrido fractura de cadera izquierda y mi desplazamiento requería un caminador, por lo que senderismo… menos. Idem para ir a la costa por agua de mar, aunque sí lo hice pero a Urabá donde el agua está muy contaminada y no quedé con fuerzas para intentarlo nuevamente.
La mayor parte de mi vida laboral fue como copy o redactor, y de todas maneras fuese el cargo que fuese siempre quedaba involucrado en lo textual. Sí, me gusta escribir y creo que es lo que hago mejor.
Mi primer libro fue “Cuentos del abuelo”. Una sucesión de relatos cortos de mi vida, de esas cosas que me hubiera gustado contarle a mis nietos si hubiera tenido el chance de tener sus visitas.
El segundo, aún sin publicar, es mi apreciación de la biblia; lo que a la luz del siglo 21 pienso que hubieran querido decir esos escritores de entre 6 y 2 mil años atrás. Es muy interesante porque salta a la vista la intervención de diferentes razas de extraterrestres, ángeles incluidos, que se mencionan en los antiguos escritos babilonios, en las tablillas de Asurbanipal y otras que se remontan a más de 6 mil años. Es difícil encontrar editor para eso porque va a contrapelo de lo popular y sus credos.
Tuve un período crossdresser o travestista, varios períodos, debo admitir: El primero o de descubrimiento en mi temprana adolescencia, que a su vez tuvo 2 capítulos. El segundo de liberación en mi plenitud… toda una novela con variados coprotagonistas. El tercero y último en mi vejez, como pensionado, que es en el que vivo y para el cual fui creando una especie de rutina.
Como al atardecer comienza a bajar la temperatura (vivo a 3.150 mts de altura, o sea páramo) me pongo yines viejos desteñidos, camiseta muy escotada – de mujer – y sandalias trepuntá femeninas, las prefiero porque no son planas, tienen algo de elevación para más comodidad al caminar.
Organizo las compras y hago la lista de tareas para el día siguiente. Me siento al PC y como escritor busco estilos, temas, motivaciones… y encontré un portal de “Relatos eróticos”: Nada mal, muy interesante porque pasados los 60 la sexualidad cobra nuevas fuerzas; no se trata de competencia sino de sabor, prolongación, morbo.
Esos relatos se caracterizan por estar mal escritos: errores de ortografía y gramática, falta de concordancia, etc. Elegí algunos y los corregí, pero me entraron ganas de ilustrarlos.
Había morboseado bastante en páginas de imágenes de sexo y coleccionado muchas fotos. Cabe mencionar que hice algunas presentaciones en PowerPoint muy excitantes, historietas con globitos de texto, etc. Tengo que explorar mercado para eso.
Comencé a escribir mis propios relatos: unos de la vida real, como “Evelio”, “El negro”, “Diana” y otros de pura inspiración, y los subí a distintas páginas de relatos que aceptaban contribuciones; y obvio que firmaba con mi correo: georiv.lalinde4arroba.com
De vuelta a lo que soy: Un viejo de 73 años que recuerda vívidamente sus momentos: un escritor, un aventurero sin miedos, un transvestista sin ajuar, un marica de closet.
¿Que me da miedo afrontar mi realidad ante todo el mundo?
Sí y no, porque lo hice en Facebook, con fotos, explicando la condición travestista, incluyendo ppts de reputados sexólogos y clínicas de transexualidad… pero la gente entiende lo que ha sido programada para entender; ninguno quiso revisar mis enlaces y simplemente perdí ”amigos” porque a su juicio era marica.
¿¿Y qué si me dan arrebatos maricas cuando me travisto?; es normal: travestido soy mujer y como tal quiero hombre… pero también está la faceta de haber probado hombre y querer hacerlo sin travestirse.
Todo se resume en una simple frase: “El sexo es un juego en el que no hay perdedores”. Piénsalo y veras que es cierto. ¿Crees que perdiste porque te viniste muy rápido y ella (o el) quedó empezada?… ¿Para qué carajos tienes manos y lengua?
Me costó tiempo aprenderlo, tal vez demasiado, pero funciona.
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