Hola, me llamo Simona, tengo 21 años y soy estudiante de psicología de la UBA en Buenos Aires, si bien nací como varón, desde pequeña me auto percibí como mujer, por lo tanto me referiré a mí en femenino, como corresponde. Me llevó a escribir este relato porque estoy preparando un trabajo práctico y quisiera tomar contacto con quienes lo lean para recabar información, a título confidencial, acerca del tema. Soy hija de madre soltera. Cuando yo tenía 8 años ella se juntó con un hombre y se fueron a vivir solos. Yo me mudé a la casa de mi abuela por un tiempo pero por desgracia mi madre y su pareja tuvieron un accidente automovilístico fatal y fallecieron ambos. A esa edad yo pensaba como niña y tambien tenía modales como una niña, me gustaba vestirme con ropa de mujer, maquillarme, jugaba a las muñecas con las chicas del barrio etc. Mi abuela a sabiendas de que podría sufrir bulling en la escuela siempre me decía “Christian, en el colegio juega a la pelota aunque no te guste y habla de chicas con los niños, pero aquí en casa puedes vestirte y jugar a lo que quieras”. Pobre abuela, ella percibía para que lado iba mi vida, y trataba de protegerme. Para colmo mi fisonomía no ayudaba mucho, mi rostro andrógino y mis modales comenzaron a traerme problemas en la escuela. De hecho actualmente mi rostro sigue luciendo más joven de lo que realmente soy. No voy a detenerme en esa etapa durísima de mi vida. Un mes antes de fallecer mi abuela apareció de repente quien dijo ser mi padre biológico, aquel que desconocía por completo de su existencia. Con razón mi madre siempre ocultó quién había sido mi padre, él tenía 28 años, o sea que mamá había quedado embarazada de un chico de 18 años. Yo no entendía porque ese extraño había aparecido de repente en mi vida y porque se había instalado en la casa de la abuela a vivir con nosotras, pero no tardé en darme cuenta que no era casualidad, la abuela falleció al poco tiempo a raíz de una enfermedad terminal que me ocultaba. Alberto y yo quedamos solos. Los primeros tiempos fueron de adaptación del uno al otro, él estaba muy distante desde lo afectivo, no era demostrativo, pero era bueno conmigo, me ayudaba en las tareas, trataba de estar presente, jamás me decía “hijo”, el me llamaba siempre por mi nombre, Christian. Por mi parte yo jugaba como nena en la intimidad de mi cuarto, trataba de parecerme un chico “normal” , mi vida como Simona se circunscribió solo al closet , temía que él me rechazara y no quería mostrarme como chica como lo hacía cuando estaba la abuela, aunque era obvio para que lado iba mi vida pero tarde o temprano Alberto lo sabría, mientras tanto el tiempo pasaba. Alberto había instalado un pequeño gimnasio en el garaje de la casa, era fanático del deporte y cuando él no estaba yo aprovechaba y realizaba gimnasia localizada para desarrollar mis glúteos y darle la forma femenina deseada a mi cuerpo. Su vida personal era muy reservada y un misterio para mí, jamás llevaba mujeres a casa y yo no podía entender como un chico guapo como Alberto no tuviese una vida más acorde a su perfil de hombre. A los 16 mientras estudiaba en la secundaria conseguí un trabajo como mesero para tener mi propio dinero, comprar ropa de chica y hormonarme. De los 16 a los 18 mi mundo, mi felicidad se desarrollaba en el interior de mi cuarto, a solas con mi ropita de niña adolescente, la lencería, las tanguitas, mis pinturas y por supuesto el dildo para saciar mis deseos sexuales. Mis pechos habían comenzado a desarrollarse tímidamente, y me depilaba por completo, me dejaba crecer el cabello, jamás iba a la peluquería, no obstante yo trataba de ocultar los senos cuando salía a la calle y de acomodar el peinado para verme mas masculino. Cuando no trabajaba o no iba a la escuela, me la pasaba en el cuarto frente al espejo desnuda o probándome lenceria, viendo como mi cuerpo y mi rostro se veían cada vez más afeminados, generalmente terminaba masturbándome y revolcándome sobre las sábanas abrazada a la almohada imaginando que era mi hombre. Alberto estaba ausente no menos de 12 horas al dia por razones de trabajo, a veces pasaban días enteros sin verlo ya que nuestros horarios no coincidían, nuestra relación desde lo afectivo seguía distante, fría, solo hablamos cosas que no tenían relación con nuestro vínculo familiar o sobre nuestras vidas privadas, el respetaba mucho mi privacidad, yo igualmente la de él, y seguramente se daba cuenta lo que sucedía dentro de mi cuarto, no obstante jamás mencionó algo al respecto. Pero el día de mi cumpleaños 18 nuestras vidas iban a tomar un giro brusco. La fecha coincidió con un fin de semana.
-Alberto: Dime Christian ¿vas a conseguir algún otro trabajo más redituable o vas a seguir una carrera universitaria?, acabas de finalizar la secundaria y debes proyectar que vas hacer de tu vida.
-yo: Quiero estudiar psicología, voy a comenzar el CBC (curso de ingreso a la universidad).
-Alberto: Buena elección Christian, cuenta conmigo
-Yo: Ok, gracias, voy a necesitar tu ayuda para sostener mis estudios, el trabajo de mesero no es muy redituable,¿me ayudarìas?, desde ya gracias Alberto, nos vemos luego, voy a mi cuarto.
-Alberto: ¿Seguro no deseas decirme algo más? A pesar de que tenemos poco diálogo tú y yo, este último tiempo veo un gesto de preocupación en ti, ¿digo bien?
Nunca, en 9 años de convivencia Alberto, había pasado el tenor de la conversación a un plano tan íntimo.
-Yo: Esteeeee….yo….bueno…..en realidad…..yo (balbuceo y silencio)
-Alberto: A ver, ¿puedo ayudarte?. Hoy cumples 18 años, entras en la mayoría de edad, así como estás planificando tu futuro profesional debes planificar tu futuro personal, Christian, o mejor dicho….. ¿Debería llamarte de otra forma?
Mi cara se puso de todos colores, un frío recorrió mi cuerpo, eso sacudió mis fibras más íntimas. Nos miramos por varios segundos sin emitir sonido, mi cara se había transformado.
-Yo: ¿Qué quieres decirme con eso? – pregunte con cara de asombro
-Alberto: Si bien no estaba espiándote, varias veces encontré prendas femeninas olvidadas en el lavarropas, también el año pasado te vi sin querer saliendo del baño envuelto en la toalla y llevabas puesta una tanga hilo dental. A ver, lo supe desde un principio, desde que llegué a esta casa, tu abuela antes de irse me fue a ver y me pidió que te proteja porque ella sabía lo que se le avecinaba. Me contó sobre ti y de tu estilo de vida. Yo estaba atravesando un duro momento también y me vino bien salir del ambiente tóxico de donde estaba, la casa de tu abuela me dio la paz que necesitaba. Yo no podía sentirte como mi hijo porque con tu madre solo estuve una sola noche, además ella jamás me habló de su embarazo, fue tu abuela la única, además de tu mama, quien sabía de mi existencia, fue tu abuela quien me buscó. Lamento que hayas perdido a ambas, fue duro para ti, te pido disculpas si nunca pude cumplir ese rol de padre, pero no lo siento así, nunca pude, no porque tú eres afeminado ni mucho menos, al carajo con eso, solo te puedo ver a ti como una persona más con quien comparto solo el techo. Admiro tu entereza, eres un buen chico.
-Yo: ¡Me dejaste sin palabras Alberto! ¡No sé qué decir! ¡Ay por dios! Solo me sale agradecerte (lloro). Soy Simona!!! Puedes llamarme así, necesito que me llames así!
Sentí un alivio interior y sentí también que era la hora de sacar a Simona del closet. Me levanté de la silla y atine abrazar a Alberto y darle un beso tímido en los labios.
-Yo: Perdón Alberto, no debí……soy una estúpida (me interrumpe)
-Alberto: Nada que perdonar, se entiende tu alegría, todo bien
Cuando abracé a Alberto pude sentir la dureza de sus músculos, su cuerpo perfecto, percibí una extraña pero placentera sensación sentirlo tan cerca, tan sexy y varonil.
Alberto: Ve a mi cuarto, arriba de la cama hay una caja, es mi regalo de tus 18 años, abrela y luego nos vemos, tengo algo que atender, vuelvo en dos horas.
Voy al cuarto de Alberto, jamás me había regalado algo, abro la caja y casi me desmayo. Había un par de sandalias con tacos, hermosas y de marca, un conjunto de soutien y tanga y un set de maquillaje con pinturas. Me quedé sin palabras. Salí corriendo a mi cuarto, planché mi cabello, me maquillé, me pinte las uñas y me puse las prendas obsequiadas. El vestido cortísimo y super ajustado resaltaba mi cola respingada y mi fina cintura. Esperé sentada a Alberto que al cruzar la puerta quedó paralizado al verme.
-Alberto: Guauuuuu Simona!!!! Estas hermosa!!!! Tal como te imaginaba! Mis aparatos del gym hicieron maravillas con tu cuerpo
-Yo: si seguro, y un poco las hormonas que estoy tomando hace tiempo
-Alberto: en lo que a mi respeta, tienes libertad de mostrarte como quieras, aquí y afuera también, si alguien no le gusta, no me importa, sé que no soy muy demostrativo y me veo a la vista de los demás frio, pero créeme soy una persona sensible, de hecho si no lo fuera, no hubiese aceptado el desafío que me impuso tu abuela. Vive la vida como quieras, eres libre, siempre lo has sido.
Nos volvimos abrazar, esta vez más tiempo permanecimos así y otra vez volví a sentir esa sensación agradable de sentirlo cerca y de sentirme como protegida y segura en sus brazos.
-Yo: ¿puedo darte otro beso?
-Alberto: sí claro!
Le di cuatro besos suaves, uno en cada mejilla, uno en la frente y otro en los labios. Lo deje marcado con rouge, nos sonreímos de esa situación. Mojo mis dedos para limpiar las marcas del lápiz labial en su rostro y cuando llego a los labios le introduzco sin querer mi dedo en su boca y él le da una pequeña succión con una mirada sexy. Ese gesto me puso cachonda y en un estado de alteración total, leo cierto erotismo en su mirada, está claro que le gusta lo que ve, hago silencio, y nuestras bocas tan cercanas invitaron a besarnos nuevamente pero esta vez mi lengua intentó meterse en su boca y de inmediato en un acto reflejo me aparté abruptamente.
-Yo: Perdón Alberto, no debí, discúlpame.
Salí corriendo hacia mi cuarto y me tiré a la cama llorando con un sentimiento de culpa profundo por lo que había hecho. Estuve allí como media hora pensando que la había cagado, que Alberto estaría ofendido o algo así. Siento que golpean la puerta
Alberto: Abre Simona, ¿estás bien?, deseo hablar contigo, por favor abre esa puerta, tranquila.
Abro la puerta y vuelvo a la cama, él camina detrás mío, me doy vuelta y observo que sus ojos se concentraban en verme el culo meneando, mis mejillas estaban teñidas, a raíz de que había llorado el rímel se había corrido. No me había dado cuenta el vestido era tan corto que al acostarme se me había subido a la cadera y dejaba a la vista de Roberto la tanga hilo dental metida en mis nalgas. Sentí la mano de Alberto acariciar mi cabello y decir palabras de consuelo y aliento.
-Alberto: Basta de pedirme disculpas Simona, fue muy dulce de tu parte, tranquila no debes reprimirte, eres libre muñeca, aquí nadie te juzgará.
Sus palabras fueron motivadoras y desinhibidoras a tal punto que me reincorporé y volví a abrazarlo con todas mis fuerzas aprovechando que estaba sentado al borde de mi cama. Esta vez fue él quien comenzó a besar mis mejillas hasta que finalmente ocurrió lo inevitable, apenas vi que su boca se entreabrió lo bese sin titubear y mientras un deseo irrefrenable sacudía mi cuerpo nuestras lenguas se cruzaban como dos serpientes entrelazadas. Ya no podíamos parar, me deje tirar sobre la cama y él encima de mi besándonos mientras sus manos acariciaban mis piernas y las nalgas.
-Yo: Sácame el vestido y hazme tuya, deseo ser tu puta y que tú seas mi primer hombre, quiero sentirte dentro mío Alberto.
Veo que termina de desnudarse, tiene un cuerpo hermoso, sus brazos, sus pectorales bien marcados, es el hombre ideal, soñado para desvirgarme, su verga parada , gorda y venosa.
Me saca el vestido, me desabrocha el sostén , deja mis pequeños senos al descubierto y quedo con solo la tanga y las sandalias puestas. Comienza a lamer los pezones, me vuelvo loca y gimo como una perra alzada. Nos besamos una y otra vez mientras sus manos recorrían mi cuerpo temblando, le gusta tocar mi pene erecto y me lo soba también.
-Alberto: Eres hermosa Simona, tu cuerpo es perfecto, tu cola una delicia, tus pechos chicos pero duritos, tus piernas una delicia, eres un manjar digno del mejor paladar, me honras entregándome tu cuerpo y que sea tu primera vez
-Yo: Prueba este bocado entonces, deléitate , soy toda tuya ahora, soy tu puta, tu perra, hazme gritar, gozar, hazme lo que quieras, parteme el culo, quiero sentir esa verga hermosa y venosa abrirse paso hacia mis entrañas, pero antes deseo mamarla un rato, acuéstate y deja que te haga una rica mamada.
Por unos cuantos minutos mi boca se traga ese pedazo de carne y hace estragos en su verga, en el glande, en los testículos que meto en mi boca y juego con ellos mientras mi mano se entretiene sobando mi pequeña verga dura. De seguir más él se correría en mi boca y yo no quería que eso pasara, antes deseaba ser penetrada hasta los testículos, sentir su rica pija abrir mi culito goloso
-Yo: vamos Alberto, cojeme rico, métela toda, dámela de una vez, ¡no aguanto más!
Me coloco en 4 patas, apoyo la mejilla en la cama, levanto bien el culo y espero que me penetre. Pero como buen cojedor de culos, antes comienza a lamer el agujero de mi culo y a jugar con su lengua por esa zona para lubricar. Eso me pone loca, mi deseo de ser penetrada aumenta un 100%, lubrica bien el culo con saliva mientras le suplico gritando que la meta de una vez.
-Alberto: te la voy a meter despacio, si deseas que me detenga porque te duele solo pídelo.
Yo hace años venía metiendo el dildo en mi culo preparándome para este momento pero esto era distinto, el dolor y la molestia se olvidaban con el placer que sentía al ser penetrada por una verga de verdad. Alberto me tomó de las caderas y fue metiendo muy despacio su pene hasta hacer tope con los testículos. El placer que experimentaba en ese momento era indescriptible. Una vez adentro del todo y el culo dilatado le pedí a Alberto que se mueva metiendo y sacando su pija de mi culo. Ambos en un frenesí descontrolado cojiamos sin respiro, el me tomó de los cabellos y como a una yegua domada, con su verga, una y otra vez me hacía tocar el cielo con las manos dándome un placer nunca antes experimentado. Y sin tocar mi pene me corrí sola. Un chorro de leche salió como lava de un volcán cayendo sobre las sábanas.
-Alberto: date vuelta Simona, voy a pasar tus piernas por sobre mis hombros y te pondré una almohada debajo de tus nalgas para poder penetrarte más profundamente para que la sientas bien adentro.
Obedecí como una geisha y fue sublime, metió su verga hasta el fondo y la pude sentir bien profunda. Por 10 minutos me cojio sin parar, para todo eso mi verga comenzó a ponerse dura otra vez
-Yo: Alberto, ¡quiero que nos corramos los dos al mismo tiempo! ¡Por favor!
Mientras Alberto descargaba toda su leche en mis entrañas, mi abdomen se bañaba con mi propio semen que descargué fruto de otro orgasmo intenso.
Quedamos abrazados por varios minutos, mi culo abierto chorreando semen, dándonos besos de lengua. Esa noche lo hicimos varias veces, nos bañamos juntos y dormimos abrazados hasta el mediodía. A partir de ese día jamás volví a ser Christian. Salí finalmente del closet y me muestro tal como soy, cómo Simona. Para las pocas amistades y familiares yo soy la hija transexual del tímido muchacho soltero que trabaja todo el día descontento y avergonzado de la elección de su hijo afeminado. Dentro de nuestra casa somos una pareja de amantes felices que cojemos todas las veces que queremos, y en tiempo libre solemos irnos lejos o de vacaciones y gozar la vida como una pareja común, lejos de miradas inquisidoras o prejuiciosas. Él es mi hombre, yo su puta, su perra fiel, para mí no existe otro igual, su cuerpo me tiene loca, lo deseo siempre. El se desvive por mí, le encanta sacarse fotos con el celular y hacer videos hot, luego lo miramos juntos en la cama para motivarnos.
Hoy día estoy cursando el segundo año de psicología y deseo conocer tu opinión respecto a esta relación, como dije al principio estoy realizando un trabajo practico sobre incesto y transexualidad necesito opiniones objetivas, prometo contestar todos los mails,gracias.
Mi correo es: ladycool2022@outlook.com.ar
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